lunes, 1 de abril de 2013

Introspección - Parte 1

La universidad no sólo es formadora de ideas, sino también de prejuicios, en cuanto que éstos se hallan sustentados y suscitados por estas ideas. La educación en general, en realidad.

A raíz de charlas y debates con algunos estudiantes, me veo en la necesidad de hacer una introspección. Un buen hermeneuta, un buen intérprete, un buen filólogo, debe hacerla, si quiere que sus ideas no se terminen convirtiendo en prejuicios, o mejor aún, si quiere que esos prejuicios se sostengan por ideas, por la sola fuerza de los argumentos. Y hacer conscientes los prejuicios de esa manera.

Me hallo enmarcado en una tradición, a una serie de ideas con sus prejuicios. Pero, aunque no pueda ser 100% libre de prejuicios (tal es nuestra condición humana; negar esto es negar la condición humana; negarlo es sostener un prejuicio en contra del prejuicio, como dice Gadamer), debo ser consciente de ella de forma tal que pueda apegarme a la tradición pero de manera crítica, siempre argumentando todo lo que mi intelecto me permita.

Por ejemplo, sostengo la unidad de la lengua y la cultura griegas. El griego antiguo no es más que un período histórico de la misma lengua que continúa hablándose hoy en día, es decir, el griego. ¿Esto constituye un prejuicio? No, ciertamente no es un prejuicio, sino un juicio (de carácter general, tal vez) sustentado por evidencias lingüísticas y filológicas de que los cambios que ha sufrido la lengua griega a través del tiempo han sido mínimos. Si nosotros hablamos griego antiguo con un nativo, nos entendería (especialmente si vamos a la zona cercana al Mar Negro, donde el dialecto póntico-capadocio todavía guarda con recelo aspectos antiquísimos del período antiguo) aunque le parecería que hablamos en una lengua "antigua" o "conservadora". Sin ir más lejos, la mayoría de los signos ortográficos del griego (acentos y espíritus) quedaron en desuso sólo hace 30 años. Y en el siglo XIX se suscitó una controversia muy fuerte sobre cuál sería el modelo de lengua a enseñarse y a considerarse como estándar: si la καθαρεύουσα (katharévousa (es decir, la lengua "purificada"... los que conocen la morfología griega entienden perfectamente que éste es un participio femenino del verbo καθαρεύω (katharévo, "purificar"), totalmente extraído de la lengua antigua y cuyo uso perdura en la lengua griega actual) o la δημοτική (dimotikí, es decir, la lengua "popular"... aquí también la palabra es bien antigua). Obviamente, hubo cambios a través del tiempo... Se simplificó el riquísimo sistema verbal antiguo, se suscitaron cambios de timbre fonéticos, cambios en la fonética que hacían necesarias reformas en la ortografía... Pero a lo largo de 4000 años de existencia, el cambio ha sido realmente mínimo. Palabras atestiguadas en tablillas escritas en Lineal B (escritas hace 3500 años) todavía siguen usándose en griego moderno, por ejemplo la palabra "trípode", sin ir más lejos. No se trata de minimizar las diferencias, sino que realmente son mínimas si tenemos en cuenta que 4000 años de existencia no es poca cosa. Si comprobamos lo sucedido con el latín, que dio lugar a múltiples lenguas romances, nos daremos cuenta de eso: se perdió el sistema gramatical del latín y se abrieron paso muchos sistemas gramaticales. Por supuesto el cambio no fue abrupto, sino gradual, pero esos cambios no fueron superficiales como en el caso del griego: como ya digo, del latín a las lenguas romance se vieron afectados el sistema morfológico, el sintáctico, el fonético y sobre todo el semántico, al punto tal de que un hablante de español, o portugués, o francés, o italiano, o rumano no puede entender con claridad latín sin ser instruido adecuadamente. Reconocerá, sí, algunas palabras y accidentes gramaticales, dependiendo de la cercanía que guarde el latín respecto de la lengua del hablante, pero no podrá leer un texto de corrido sin instrucción.

Ahora bien, así como la extensión en el tiempo no restringe la unidad de la lengua griega, sino que, por el contrario, la afirma, otro tanto puede decirse de la extensión geográfica. Los dialectos griegos guardan diferencias en el aspecto fonético y morfológico. Pero el sistema semántico y sintáctico no son diferentes: salvando las diferencias fonéticas y morfológicas (que pueden causar más de un quebradero de cabeza a los iniciados), es posible traducir un texto griego escrito en un dialecto con el conocimiento de otro dialecto. Con un buen conocimiento del dialecto ático literario, es posible leer y traducir a Safo si tenemos en cuenta las características fonéticas y morfológicas del dialecto eólico usado en la poesía... Los aspectos sintáctico y semántico no guardan grandes diferencias, al menos no para quienes no se especialicen en conocer a fondo cada dialecto.

Otro tanto cabe decir de la cultura griega. Por supuesto, ninguna cultura se mantiene tal cual es a lo largo de los años. Los acontecimientos históricos, los avances o retrocesos tecnológicos, y sobre todo, los contactos con las otras culturas y la extensión geográfica de la propia cultura, son las que constituyen en buena medida la cultura de un pueblo. En el caso de la cultura griega, esto se da de manera muy especial. Sabido es el contacto que el pueblo griego mantiene con los demás pueblos a través, sobre todo, del comercio marítimo y de sus viajes en busca de territorios donde establecer colonias. Incluso si, como a veces se dice, los turcos han influido tanto en los griegos que han llegado a "turquizarlos", existen cuestiones relacionadas con la identidad del pueblo griego que se han conservado. En principio, la cuestión de la lengua; luego, la cuestión de su cotidianeidad (por ejemplo, la religión ortodoxa, los bailes en grupo, la música por lo menos hasta los años '70, las formas de celebración a través de la rotura de objetos cerámicos o de otro material, el almacenamiento de víveres en jarrones llamados πίθοι (píthi), entre otras tantas).

Todas estas razones, que me parecen suficientes, me hace decir lo siguiente: una persona que ama la lengua y la cultura griegas, o que al menos, las enseña, debe considerar todos los períodos históricos de la lengua y la cultura griega: si bien puede especializarse en un aspecto de la misma, es necesario tener un conocimiento profundo (no somero; profundo) de todas las manifestaciones culturales de este pueblo. Si yo me especializo en la lengua y la cultura alemana del siglo XVII pero sin intentar conocer los períodos anterior y posterior a la misma, y sin entrar en contacto con los alemanes nativos o sus descendientes, que son descendientes directos y receptores histórica y biológicamente genéticos de ese legado, mi trabajo será totalmente mediocre porque, además de que carezco totalmente de sentido histórico, me estoy negando la posibilidad de entrar en contacto vívido y real con los herederos de esa cultura que estoy estudiando, porque sin duda alguna la lengua y la cultura en la que quiero especializarme se manifiestan a través de ellos, mediados desde luego por la distancia en el tiempo y en el espacio. Pero siendo consciente de esa distancia histórica, me parece absolutamente necesario penetrar en la cultura de un pueblo a través de sus descendientes vivos si es que estos existen. Se trata del legado y de la identidad; de la tradición y de la mediación que un especialista debe cumplir para con su propia cultura y la cultura que se propone investigar; se trata del compromiso del especialista con su propio contexto y con su trabajo. No se trata de otra cosa.

Lo dicho se manifiesta de manera más patente a la hora de estudiar una cultura de tradición oral como, por ejemplo, la cultura mapuche. Si pretendo estudiar la literatura mapuche sin entrar en contacto con los hablantes que aún quedan y la transmisión que éstos han hecho de su lengua, de su mitología y de su cultura, voy muerto, básicamente.

Si examinamos aquellas culturas que no han dejado descendientes vivos, podemos constatar los tremendos problemas que tienen los especialistas no sólo para identificar sus elementos culturales sino también su lengua. La cultura minoica, la cultura cicládica (desarrolladas en las islas hoy griegas), la cultura del valle del Indo (cercana a la India)... Y podría citar otros muchos ejemplos.

De modo que el estudio de la lengua y la cultura griegas, situado en cualquier período histórico, puede hacerse mucho más eficaz si entramos en contacto con los hablantes de griego hoy en día, guardianes y descendientes directos y legítimos de esa cultura milenaria. Por eso no comprendo la actitud de quienes pretenden estudiar griego antiguo sin tener un conocimiento siquiera somero del griego actual. Por eso no entiendo cómo no hay todavía un contacto más sólido con los inmigrantes griegos de Ingeniero White (Bahía Blanca), excepción hecha, según he podido ver hasta ahora, del Dr. Mario Ritacco.

Este ejemplo icónico sustenta lo que acabo de decir. Es curioso cómo el pueblo griego ha sabido mantener ciertas tradiciones a lo largo del tiempo.

Danza en cadena. Detalle de un fresco sobre una tumba griega, alrededor de 400 a. C. (siglo V a. C), Ruvo di Pulia, sur de Italia (Magna Grecia), descubierta en 1833 y preservada en el Museo Nationale de Nápoles.


Danza griega en la época actual, que parece τσαμικός/καλαματιανός (chamikós/kalamatianós, danzas de la Grecia continental cuyos orígenes pueden rastrearse en la Antigüedad), con la ropa considerada típica del pueblo griego. Los hombres llevan puesta una φουστανέλα (fustanela, usada como ropa tradicional griega a partir del siglo XIX, aunque siempre fue típica de las poblaciones balcánicas) y las mujeres llevan ropa típica de la Grecia central (vestido blanco, chaleco de lana, delantal de fieltro rojo y pañuelo blanco con φουντάκι o "pomponcito").

Voy a citar un solo ejemplo contundente. Para la cátedra Literatura Griega de mi universidad realicé un análisis sobre el mito de Pandora en Hesíodo. El mito de Pandora consiste en que, después de que el titán Prometeo roba el fuego a los dioses, el dios Zeus urde un plan por el cual los demás dioses crean una mujer con una tinaja (πίθος), a la que llaman Pandora y envían a la tierra junto a los hombres. Pandora abre la tapa de la tinaja y libera todos los males contenidos en ella, de manera que sólo la esperanza queda dentro de ella.

Creación de Pandora (aquí llamada "Anesidora") por Atenea y Hefesto

"Prometheus bringt der Menschheit das Feuer" (Prometeo lleva el fuego a los hombres) (Wien, Liechtenstein Museum) del pintor alemán Heinrich Friedrich Füger (1817)

¿Es la esperanza un bien o un mal para la cultura griega? Pregunta pertinente, a mi modo de ver. Si uno toma un enfoque estrictamente filológico, es decir, si uno se basa en el texto y en las interpretaciones de otros especialistas, no hay una respuesta posible a esta pregunta. Pero si uno complementa su análisis con los elementos que nos proporciona la arqueología, se da cuenta de que la tinaja, en la época de Hesíodo, cumplía una doble función: guardaba víveres al tiempo que servía de ataúd para los muertos. Con esto es posible indagar que la esperanza podía cumplir tanto una función como la otra, es decir, ser un bien o un mal según la ocasión. Tal es la naturaleza de las tinajas griegas. Esto se halla suficientemente explicado en un trabajo de la arqueóloga norteamericana Tracy Cullen, de 1990 (Cullen, Tracey y Keller, Ronald (1990) “The Greek pithos through time: multiple functions and diverse imagery” en Kingery, W. D. ed. The changing roles of ceramics in society: 26,000 B.P. to the present Vol. V, Westerville (OH), The American Ceramic Society, Inc., pp. 183-209.).




Si uno constata el uso de estas tinajas en la cultura griega actual, está claro que la arqueología (y la filología, como vemos ahora) necesitó de la observación del mismo para establecer hipótesis acerca del uso que se le dio en aquella época, o para establecer qué chequeos de datos deben hacerse (análisis químico de restos de comida, por ejemplo). De hecho el artículo citado de Cullen dedica un apartado al uso actual del pithos, sosteniendo que con el fenómeno del plástico no se producen más; o sea que fue una tradición que murió hace pocos años, poco antes de 1990 (fecha de publicación del citado artículo).




Y este ejemplo creo que sustenta mi afirmación inicial.

Sostener lo contrario a estas afirmaciones, eso para mí constituye un prejuicio no fundado. En mi opinión (esto ya es un prejuicio, desde luego), esos dichos son producto de un febril deseo de mediocridad o de ignorancia procedente de la falta de información (que espero haber suplido con mis razones aducidas). Muchos especialistas, lamentablemente, continúan sosteniendo estas opiniones, sin saber el prejuicio que poseen por tradición y no por una indagación real y crítica del contexto en que fueron instruidos. Nosotros los estudiantes argentinos del siglo XXI no debemos ir por ese camino; debemos ser conscientes de nuestra tradición.

2 comentarios:

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  2. "Por eso no comprendo la actitud de quienes pretenden estudiar griego antiguo sin tener un conocimiento siquiera somero del griego actual." Jajajaja me tenés que felicitar!!! Hice griego moderno antes de griego clásico :P aunque una vez escuché de una conocida que en la cátedra suelen decir "si creen que GM les va servir para algo olvídense" :( que mala onda yo me quería salir con la mía jajajaja. Muy buen artículo luchín :) por ahí hay unos puntos en los que discrepo pero esto es por culpa de las municiones pesadas de historia de la lengua que ando leyendo últimamente jajajajajaja un prejuicio sería considerar el griego clásico como mejor, más musical, bla bla bla que el latín o cualquier otra lengua por el propio prejuicio de la falacia clásica (Lyons en su introducción a la lingüística le da con un caño a los filólogos) pero bueno, esto es un tema que tiene mucha tela para cortar jaja a ver si un día de estos nos retroalimentamos hablando de esto :D

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