domingo, 11 de octubre de 2015

Desazón

Hoy me enteré de que, en el próximo plan de estudios de mi universidad, pasarán los niveles de griego y de latín a ser materias optativas para la carrera de Filosofía.

Esto me llena de una profunda desilusión y desazón. Sólo los de Letras todavía podrán conocer algo de la lengua y cultura griegas antiguas, más allá de que en Filosofía siguen existiendo materias como Cultura Clásica e Historia de la Filosofía Antigua. Me toca emocionalmente porque he logrado obtener mi título de Licenciado en Filosofía el año pasado y hace poco menos de un mes he concursado para la cátedra Lengua y Cultura Griegas I, donde finalmente pensé que tendría la oportunidad de poder enseñar griego a mis alumnos de filosofía, un poco siguiendo el programa y otro poco a mi manera (a la manera del blog), que tanto han cuestionado la pervivencia de dichas materias en el plan.

Las razones no son pocas: tenían 36 materias, sin ningún crédito extra por ello, y además las materias están pensadas para gente de Letras y no veían articulación con otras materias de la carrera. En el caso de Griego en particular, se presuponen conocimientos de gramática española, materia que existe en la carrera de Letras pero no en la de Filosofía (lo cual por cierto es una aberración para mí: si no pensamos el lenguaje, nuestro instrumento de comunicación, ¿cómo podemos hacer filosofía?).

Esto, por supuesto, responde a un momento histórico, a una cuestión política. Incluso en Europa misma las horas dedicadas a las lenguas clásicas, tanto en España, como en Francia o en Italia, han disminuido muchísimo. En Europa. Este artículo por ejemplo habla de la situación en el latín con Italia: http://it.blastingnews.com/lavoro/2015/10/latino-addio-cosi-muore-a-scuola-una-lingua-morta-00587979.html

Pero no me permito hacer falacia ad hominem. Seré diplomático porque entiendo sus razones. Pero tampoco, ni mucho menos, puedo festejar esta decisión desde una falacia ad populum (que sí han cometido las personas que han tomado esta decisión: entre sus pueriles argumentos, figuraba el hecho de que muchas universidades de Argentina tenían griego y latín como materias optativas...).

¿No es hora de que los profesores de clásicas hagan (hagamos) una autocrítica? ¿Se trata solamente de políticas educativas tendientes a la tecnologización, al economicismo, a la plutocracia, al facilismo? ¿O se trata también de que no hemos sabido trasladar la pasión adecuadamente? Estas cuestiones me confirman más que nunca la necesidad de una crítica de la razón clasicista, la necesidad de dejar atrás ciertas jactancias, de dejar atrás el predominio de cierto manejo de la morfología en la enseñanza, para encontrar nuevas maneras más vivaces de enseñar.

Me molesta mucho haber llegado tarde, haber llegado cuando la catástrofe estaba recién consumada, cuando ya pasaron a ser optativas. Mi pasión es esta: yo no puedo dejar de enseñar griego, ni quiero dejar de hacerlo. Me va a doler mucho no tener más alumnos de filosofía, más compañeros míos de carrera sentados, esperando alguna clase motivadora. Ya ni siquiera tendrán la posibilidad.

Pero no me voy a rendir. En reunión de área me dieron por extensión la cátedra de Cultura Clásica. Habrá que empezar a cautivar desde ahí.

Creo que no es un problema de ahora. Creo que es un problema más bien estructural que viene desde hace bastantes años, que trasciende por supuesto a quienes enseñan; trasciende lo personal, desde luego. Y verdaderamente, no hemos quizá tenido el tiempo para pergeñar un cambio en esta cuestión del método. Sin embargo, la pregunta sigue siendo pertinente. Se trata de los presupuestos bajo los que enseñamos. Tiene que ver más con nuestra recepción que con nuestra acción concreta. En mi caso, el tema del doctorado me ha dilatado bastante la posibilidad de pensar seriamente en un método alternativo. Es el problema filosófico, es el problema del "clasicismo", que es una idea renacentista y moderna de la que ninguno de nosotros todavía nos hemos despegado. El clasicismo ha vuelto a matar el latín, e intenta matar al griego (cosa que no logrará porque Grecia sigue viva)... El clasicismo mata, repite la historia como la Tebas de la tragedia griega antigua... con tablitas de morfología que ya ni siquiera se saben de memoria, con un uso exacerbado del diccionario, con una atomización de los textos, su reducción a conjuntos de palabras, con una práctica que cada día parece asemejarse más a la disección de cadáveres...

Sólo la pasión helénica puede salvar, al menos, al idioma griego. En latín son necesarias otras herramientas. El filólogo clásico, para subsistir, como dije antes, debe dejar de ser "clásico"...

También es cierto lo que ocurre a nivel político, los intereses en juego, los planes estratégicos de las universidades, las tendencias al mercantilismo... Todo lo que ustedes quieran. Indigna, enferma, descompone ver millones de dólares y euros gastados en publicidad televisiva, en periodismo de espectáculos... ¿Por qué siempre escuché que me preguntaran por la utilidad del griego y del latín, o de la filosofía, y nunca que me preguntaran por la utilidad del periodismo de espectáculos?

¿Alguien sabe para qué sirve el periodismo de espectáculos?

Pero está claro que el helenismo o el latinismo no puede justificarse por sí solo. Ni tampoco debe, por supuesto. Pero, de proseguir con las defensas habituales del latín y del griego clásico, se seguirá la desaparición de las asignaturas en nuestras universidades.

Este blog entonces será ya un reducto muy importante de defensa en mi ciudad, y puede que en mi país. 

Y es, también, mi último reducto, mi espacio de libertad donde puedo decir lo que pienso a pesar de que Google me espía.

La desaparición del griego y del latín en los planes de estudio no lleva a un mejoramiento de la educación en pos de la multiculturalidad: lleva a la ignorancia del propio idioma, que es el español, y que usa la mayor parte de la gente en este país y en este continente, y a la ignorancia de la historia de Occidente; por ende, también de la historia de Latinoamérica, si tenemos en cuenta que durante más de 500 años hubo un proceso de colonialización y matanzas. 

Dejar de estudiar griego y latín no es descolonizar, sino seguir colonizando, pero esta vez bajo la bandera del vacío. Lo cual implica una colonización PEOR.

Porque así Occidente se eleva como cultura perenne, olvidada de la historia que se inventó para sí misma, olvidada de la tradición clásica. Se absolutizan los franceses, los alemanes, los ingleses. Entonces estudiamos (tenemos profesores muy buenos y apasionados que saben transmitir su pasión en este campo) los galancitos de moda de la filosofía, total para lo otro hay traducciones: Nietzsche, Heidegger, Deleuze, Foucault, Derrida, Simondon... 

¡Todos ellos, sin embargo, grandes estudiosos de los griegos y los romanos!