miércoles, 3 de abril de 2024

Programa provisional de educación peronista

Nota preliminar: no quiero dejar de decir que estos últimos posts son en buena medida resultado de mis charlas con dos de mis amigos: Ariel Palomo y Miguel Razuc. Soy deudor de ellos en nuestras múltiples y fructíferas charlas, y mucho de lo que ellos piensan he intentado plasmarlo aquí, dándole en todo caso un toque personal mío. A ellos, pues, gracias.

La educación peronista debe autoimponerse la tarea de servir a la Doctrina Peronista pero no por ello ser adoctrinante a la manera de los gobiernos de Perón, que lo ha hecho por inspiración con el fascismo italiano, ni a la manera de los gobiernos de Menem o de Kirchner, que lo han hecho desde el neoliberalismo o desde el progresismo. Debe ser doctrinaria, pero no adoctrinante, o por lo menos, evitar el adoctrinamiento a toda costa, reservando este exclusivamente a la especialización militar, donde el concepto fundamental debe ser la Patria con prescindencia de todo lo demás, Patria que incluye al Pueblo Argentino, como reza nuestro Himno Nacional: “al gran Pueblo Argentino, ¡salud!”.

Debe alejarse todo lo posible de los principios de la educación liberal, que por desgracia el peronismo no ha hecho sino más que repetir a lo largo de su historia. El principio fundamental de la educación liberal es formar a un individuo que desarrolle su actividad ciudadana en el marco de un sistema económico capitalista, donde la realidad política no está pensada sino desde aquellas parcelas donde el ámbito de realización de las labores tenga lugar, es decir, desde la particularidad especializada, sin visión de conjunto: el comerciante desarrolla su actividad política en cuanto comerciante, no en cuanto ciudadano; el chacinero, en cuanto chacinero; el académico, en cuanto académico; de aquí se ha llegado al extremo de que las humanidades se hayan convertido en nuevas parcelas y hayan pervertido su función de herramientas para ofrecer la visión de conjunto necesaria para desenvolverse en el marco de una comunidad organizada política y económicamente.

En el aspecto educativo es donde "se combatirá al capital", como afirma la Marcha. Sin embargo, esto no es incongruente, en la dinámica de la economía, con el hecho de que el peronismo aparece como el verdadero defensor del capital, ya que lo armoniza con el trabajo. Este aspecto lo hace superador con respecto al liberalismo y a "la derecha", porque dice defender al capital, pero no lo armoniza con el trabajo; lo hace superador con respecto a "la izquierda" en general, porque dice defender a los trabajadores, pero la vocación de lucha de clases ha sido todo menos constructiva, aun valorando las virtudes reivindicativas para los trabajadores, ya que ninguna conquista del Pueblo Argentino a favor del trabajo se ha llevado a cabo cantando canciones de cuna con los empresarios.

La educación liberal es una educación elementalista: se ven los límites y contenidos de múltiples piedras, pero nunca se llega a ver el conjunto, el mosaico. Es totalitaria, no totalizadora, porque fomenta la polimatía, tan criticada por Heráclito, pero no la Sofía, el pensamiento integral sobre el hombre, el mundo en que vivimos y la relación entre ambos. No es casual entonces, que surja la pregunta: ¿para qué sirve la historia? ¿Para qué sirve la filosofía? ¿Para qué sirve la literatura?

El fracaso de la educación liberal es evidente en la medida en que se invistió al moderno Polifemo, llamado Javier Milei (pero puede ser cualquier otro), con la Presidencia de la Nación. Y si semejante persona ha sido investida con tal dignidad, es porque el pueblo le ha conferido ese rol. Porque ese pueblo, formado en la educación liberal, lo ha querido. Porque la educación liberal ha formado Polifemos, ha formado "Javieres Milei", como una suerte de "Club de la pelea", donde todos los Polifemos se confabulan para poner al principal adoctrinador en el poder.

Incluso, diría que las redes sociales son "Clubes de la pelea". Esto de la "batalla cultural", que el Prof. Dr. Alejandro Vigo tan bien expone en su conferencia "La labor del filósofo en la actualidad".

Exiliar al anarcocapitalismo como una ideología de odio y exterminio poblacional, congruente en muchos aspectos con el régimen nazifascista y con los regímenes dictatoriales de nuestra América, se hará imperioso en un sistema de educación peronista. Pero no se lo debe atacar directamente; antes bien, se debe realizar una propuesta positiva, basada en los mejores principios y valores del peronismo. Que el pueblo libre decida cuál será la mejor alternativa. Solo debemos ofrecerla. Y debemos dar una garantía de que el peronismo funciona.

En cuanto que el peronismo ostenta una cosmovisión humanista, la educación peronista debe estar basada en una tensión armónica entre una visión de conjunto, por un lado, y la particularidad especializada por otro, donde prime la primera mencionada.

Por la misma razón, la educación peronista no solo concede a las humanidades (historia, filosofía, literatura, educación) un espacio, sino que debe darles un espacio fundamentalísimo, porque son las herramientas que proporcionan una visión de conjunto allende las particularidades. Sobre todo, porque son las herramientas que permitirán que el niño y el adolescente comprendan y amen los principios de: independencia económica, soberanía política y justicia social.

En cuanto que el peronismo se declara profundamente democrático, la educación peronista debe consistir fundamentalmente en una formación integral ciudadana para el buen desempeño de sus derechos y deberes dentro de un sistema democrático.

Con “buen desempeño” nos referimos al que no atente contra este. Sin embargo, sí que dentro de este sistema puede albergar toda clase de ideologías y pensamientos y ejercer la participación activa para fomentarlos y realizarlos (en todo caso, si su realización puede consistir en un peligro para otros individuos o la comunidad, o para el Pueblo Argentino, corresponde al pueblo argentino identificarlo y a las leyes juzgarlo).

A la educación peronista no debe interesarle el formar peronistas; debe interesarle el formar ciudadanos libres, que eventualmente serán peronistas o no. De lo contrario, el pueblo argentino no podría expresar sus necesidades de manera que el gobierno sirva al pueblo (de eso se trata la consigna de "un gobierno esclavo de un pueblo libre"). Ese peligro corresponde al estatismo de la izquierda, al menos tal como lo entiende el peronismo. Sin embargo, sí que es necesario el enarbolar las banderas de independencia económica, soberanía política y justicia social, entendiendo que estas banderas no son patrimonio exclusivo del peronismo y diversas corrientes políticas pueden (y según el peronismo, deben) acogerlas, internalizarlas, amarlas y defenderlas. 

Además, ¿cómo no aceptar los mejores aportes del radicalismo de la línea nacional, incluso del liberalismo, del progresismo, del trotskismo, y de otras corrientes, para cumplir con la exigencia de una educación por el pueblo y para el pueblo? ¿No somos, acaso, profundamente democráticos? ¿Vamos a permitir que el peronismo sea una ideología de cenáculo, como el anarcocapitalismo? No por ello, sin embargo, esos aportes dejarán de ser encauzados de acuerdo con los principios y valores del Movimiento Peronista.

Ahora bien, en cuanto que el peronismo es un nacionalismo de inclusión, donde propone una revolución de amor y paz para todos los pueblos (como reza Evita capitana), la educación peronista estará basada en el amor a todo aquello que se estudia: la Patria, el cuerpo humano, la vida, la naturaleza, la lengua propia y extranjera, y su objetivo será la paz del territorio nacional en todos esos niveles, y la paz para con los otros pueblos.

Tal es el concepto revolucionario fundamental del peronismo: el Amor, entendiendo su doble vertiente de fuerza unitiva de la comunidad y de fuerza unitiva de los individuos unos con otros, en su vertiente política y en su vertiente emocional, que hunde sus raíces en la condición humana en su integridad biológica y psicológica.

La formación integral ciudadana comprende dos partes: la parte humanística, principal, y la parte técnica.

Hemos de aclarar fundamentalmente que se tratará de una educación laica, y en cuanto que es laica, será una educación libre. ¡Debate espurio si los hubo!

Por supuesto, debe ir de la mano con una política económica, en donde la gente coma, tenga un espacio (vivienda), trabaje y pueda emplear su tiempo ocioso de manera libre.

Las clases serán de lunes a sábado. Sin embargo, habrá horas destinadas al ocio (cuya palabra en griego es σχολή, de donde viene la palabra "escuela"), es decir, la recreación para que el niño pueda desarrollar sus propias inquietudes o, simplemente, jugar, pues es el constitutivo principal de la infancia. El domingo será el único día de descanso, reservado para la persona del niño y de su núcleo familiar.

La parte humanística, que ocupará las 4 primeras horas de la mañana (8 AM a 12 PM), consistirá en 4 partes. Durante las 3 primeras horas, uno de los padres podrá acompañar al niño, pero no será obligatorio; en cambio, durante la cuarta hora, uno de los padres estará obligado a acompañarlo.

Naturalmente, esto implica que uno de los padres deba tener el tiempo suficiente para acompañar a su hijo, fundamentalmente porque debería alcanzar con un solo ingreso por familia para vivir dignamente, como en los mejores tiempos del plan Marshall estadounidense. Parte de los reclamos actuales de los padres se debe a que estos no toman, o lo hacen superficialmente, parte en la educación escolar del hijo, fundamentalmente por razones de imposibilidad (¿puede un padre explotado hasta el borde de la esclavitud tomar parte en el proceso educativo de su hijo? Nadie, en su sano juicio, diría que sí). Un plan de educación peronista debe evitar a toda costa el recelo del padre hacia el maestro, entendiendo que es la condición fundamental para que el niño pueda recibir a la vez amor y educación escolar.

 

1)     1. Historia.

Meta fundamental: concebir la Patria en cuanto extensión espacio-temporal de la identidad del hombre.

Materia de reflexión: conceptos de independencia y soberanía como valores a ser adquiridos y sus intentos de consolidación a lo largo de la historia.

Ámbito de la independencia y la soberanía, y materia de amor: la Patria.

Intento de evitar: la dependencia, la esclavitud y el cipayismo.

2)2. Filosofía.

Meta fundamental: concebir la Comunidad en cuanto realizador de la libertad del hombre.

Materia de reflexión: conceptos de justicia y valentía como valores a ser adquiridos. Las virtudes para la Comunidad.

Ámbito de la justicia y la valentía, y materia de amor: la Comunidad.

Intento de evitar: la injusticia, la cobardía y el individualismo.

 

Las Leyes, el funcionamiento administrativo del Estado y el funcionamiento económico del mismo así como de los otros agentes de la economía (en lo que hace a la producción de bienes y servicios (entre los cuales se halla la manipulación de la naturaleza, fundamentalmente a través de la agricultura y la ganadería), comercialización y distribución, y el registro contable de todos esos procesos; diferenciar remitos de facturas), serán tratados en Historia y en Filosofía desde los enfoques pertinentes de cada una de las materias. Porque sabemos que, por ejemplo, las leyes tienen un espíritu, cuyo análisis es propio de la filosofía, y una historia constitutiva, cuyo análisis es propio de la historia. Otro tanto cabe decir del funcionamiento del estado y de los diferentes procesos económicos.

Debemos evitar el eurocentrismo que es propio de la educación liberal y el globalismo propio de una educación neoliberal, marxista y progresista. Hay que tomar como motor el Nacionalismo: pensar la historia desde el presente hacia el pasado y no al revés. Pensar la filosofía como presentación de problemáticas y no como biografías de sabios. También pensar primero lo actual, para luego desplazarse hacia el pasado.

Tal cosa, creemos, es coherente con una educación justicialista, porque las problemáticas filosóficas presentes y la situación histórica presente a tratar en la escuela serán aquellas que emanan del pueblo y elimina a la vez la pregunta por la utilidad. Con esto observaremos que se trata de una EDUCACIÓN POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO.

El peronismo confiere utilidad a lo que en el liberalismo se concibe como inútil, porque confiere utilidad al deseo de conocimiento en la medida en que contribuye a la felicidad del pueblo y a la grandeza de la patria, impensados, o pensados solo superficialmente, en el liberalismo.

 

3)     3. Poéticas y Narrativas literarias y audiovisuales (Literatura, teatro y cine).

Meta fundamental: ofrecimiento de perspectivas sobre la condición humana en cuanto propulsora de derechos del hombre. Tal es la meta y función de la literatura, el teatro y el cine en la educación; por eso es parte fundamental de la formación integral ciudadana. La literatura no está para ser consumida, sino que está, como todo arte (en este caso, el más importante, que es el de la palabra), para ser degustada estéticamente y para ser pensada reflexivamente, enriqueciendo la condición humana.

Materia de reflexión: conceptos de amor, mortalidad, identidad y alteridad.

Ámbito del amor, la mortalidad, la identidad y la alteridad, y materia de amor: el ser humano.

Intento de evitar: el odio, el mesianismo (que comporta el doble vicio de no entender y negar la condición mortal del ser humano y la identidad del ser humano como distinto de la divinidad), la animalización y la falta de empatía ante el sufrimiento del otro (la empatía es animal y humana, pero es más humana porque es condición de posibilidad de la realización de la justicia).

4)     4. “Mi educación”.

Meta fundamental: convertir al padre en agente activo y colaborador de la educación escolar de sus hijos, no solo como parte pasiva y demandante.

Reflexión sobre la educación del niño: ¿qué aprendí? (Contenido) ¿Cómo lo aprendí? (Forma). Mancomunión y respeto mutuo entre maestro y padre.

Materia de amor: la libertad y el niño como beneficiario de ella.

Intento de evitar: el adoctrinamiento.

 

Luego de 2 horas de receso en el comedor escolar para almorzar entre las 12 y las 2 PM, entre las 2 PM y las 5 PM se procederá a la formación técnica.

Este receso, realizado entre padres, niños, con los maestros, será de capital importancia para cimentar vínculos y gozar de los beneficios de la alimentación. De aquí que el horario sea holgado, ya que permite “la sobremesa”, tan característica del pueblo argentino. Que sea una verdadera συσσιτία, una comida de encuentro familiar, de donde saldrán los mejores vínculos de amistad.

La parte técnica debe responder a las exigencias de los tiempos que corren, pero observaremos que la propuesta está basada en la tradicional tripartición de la educación ateniense pre-sofística: gimnástica, música, gramática.

En todas las actividades de formación técnica es importante el trabajo individual pero también el desarrollo de actividades grupales donde el esfuerzo individual se pueda observar. Basta de trabajos en grupo que no muestran cuánto se ha desempeñado cada uno. En este sentido, las actividades de equipo, las coreografías en la danza, los coros en la música, permiten observar el desempeño individual y comunitario.

1)     Entroncado con la Filosofía, Conocimiento de la naturaleza humana y de su entorno. Comprende 3 partes:

a.      Gimnástica y salud. El objetivo es el amor y el cuidado del cuerpo humano. Incluye la realización de diferentes deportes y del desarrollo de primeros auxilios y de conceptos básicos de medicina. El deporte y el ejercicio realiza plenamente al ser humano en la medida en que no se abuse de las condiciones de cada cuerpo, entendiendo que no todos tenemos las mismas aptitudes ni las mismas resistencias. Particularmente, es necesario desarrollar los deportes en equipo, que crean espíritu comunitario, antes que los individuales.

b.      Biología y química. El objetivo es el amor y el cuidado de los otros cuerpos vivos no humanos (o sea, de la naturaleza) así como el uso adecuado de cuerpos no vivos. Incluye el despliegue de la zoología y la botánica.

c.      Física y geometría. El objetivo es el amor y el cuidado del mundo (de la casa común en cuanto totalidad). Incluye el despliegue de la ecología y la meteorología, así como la astronomía y geología. Entender el sentido de la geometría a través de sus realizaciones concretas en nuestro mundo. Desterrar el terraplanismo mediante explicaciones y hacer entender que desterrarlo no es parte de un adoctrinamiento.

2)    Entroncado con las Poéticas y Narrativas Literarias y Audiovisuales, Conocimiento de las artes y la aritmética y álgebra. Comprende 3 partes, las 3 orientadas a constituir en el niño la armonía entre lo emocional y lo racional: racionalizar las emociones, para contribuir al autoconocimiento (saber decir qué me pasa), y atemperar emotivamente las razones, para admitir que puedo estar equivocado, y por qué, abriéndome a la alteridad, al otro. Hacer comprender, al mismo tiempo, la armonía entre la percepción y la motricidad del hombre y todo aquello que de matemático tiene la naturaleza allende la geometría.

a.      Música, que comprende la apreciación a través de la escucha activa, la manipulación de instrumentos y la danza a través de la práctica. Permite incorporar, en la teoría, los conceptos matemáticos relacionados con el ritmo. Particularmente importantes son los desarrollos de orquestas, coros y equipos de baile. Los esfuerzos por la coordinación, que conlleva una internalización de la matemática del ritmo, base para la estética, contribuyen con la creación de un espíritu comunitario.

b.   Pintura, dibujo y fotografía. Permite incorporar, en la teoría, los conceptos matemáticos relacionados con la proporción, además del goce estético y el conocimiento técnico.

c.      Escultura. Permite incorporar, en la teoría, los conceptos matemáticos relacionados con la proporción, además del goce estético y el conocimiento técnico.

3)     Entroncado con la Historia, Conocimiento de los lenguajes. Comprende 3 partes, siendo cada una el conocimiento de la propia expresión, el conocimiento de la expresión de los otros seres humanos, y el conocimiento de la expresión de la máquina en cuanto cuerpo no vivo a ser adecuadamente utilizado.

a.      Gramática, etimología mundial (latina (6 años), griega (3 años), árabe (3 años), otras (diseminadas a lo largo de los 12 años de formación) y lógica. Bases para la comprensión textual y el goce estético literario, además de la retórica y la argumentación.

b.      Idiomas extranjeros. Una lengua no romance dentro del territorio nacional o en los países limítrofes (mapuche, guaraní, etc., según la ubicación geográfica de cada región) y un idioma de origen europeo (una lengua moderna anglosajona, inglés norteamericano (3 años),una lengua moderna romance, portugués brasileño (3 años), y dos lenguas modernas que posibiliten el conocimiento cabal de la etimología: griego moderno (3 años) y árabe (3 años)).

c.      Lenguajes de programación informática.

 

Damos un espacio fundamental a la iniciativa privada mediante la creación de escuelas de idiomas que albergarán, si no hay aquí, inmigrantes que fungirán como profesores de sus idiomas nativos. Particularmente importantes serán los profesores de ruso, de chino, de hebreo, de francés, de alemán, de italiano (además de inglés, portugués, griego y árabe). Los centros de idiomas serán de financiación privada y sus evaluaciones en connivencia con las academias de las lenguas correspondientes o los centros de idiomas. Con ello estimularemos la creación de un sistema de becas tutoradas al extranjero, en coherencia con la idea del nacionalismo de inclusión albergada por el peronismo.

Otro tanto puede ocurrir con escuelas de artes, ya sean plásticas, escénicas o audiovisuales, y escuelas técnicas y de capacitación pre-profesional. La escuela pública debe asumir un rol verdaderamente público: el de formar integralmente al ciudadano, dejando la inserción en el mercado en manos del sector privado, que es el más interesado en participar del mercado. La educación pública ya no servirá al modo de producción capitalista, porque tal es la preocupación del sector privado: la educación pública servirá al modo de distribución justicialista, servirá al bien común, que no es un límite, como propugnan por igual liberales y marxistas, sino motor de la libertad individual, en la medida en que la creatividad de un individuo puede ser aprovechada, reconocimiento previo, por los demás.

También se otorgará un sistema de becas para aquellos que quieran pero no puedan, por cuestión de ingresos, acceder a este tipo de educación. Por supuesto, también puede haber escuelas de idiomas, artes y técnicas especializadas de gestión pública para evitar abusos y cartelización.

Damos un espacio también fundamental a la Educación Especial. Los niños que, por su condición, no deban asistir a escuelas especiales, concurrirán los sábados por la mañana con el objetivo de ayudar en las mismas. Ayudar significa no simplemente visitar, sino participar activamente con asignación de tareas específicas que deberá llevar a cabo en conjunto con los niños que, por su condición, deban asistir a las escuelas especiales.

En esto consistirá una verdadera inclusión, que tendrá por objeto facilitar la tarea al docente de la escuela común y también al de la especial, en la medida en que el niño común podrá desempeñarse en tareas que colaboren con la dinámica del tiempo de la escuela.

Los niños de educación especial tendrán 6 días a la semana, siendo los sábados por la mañana su momento de encuentro con los niños de las escuelas comunes.

Esto tiene principalmente 2 objetivos:

1)     El aprendizaje de lenguajes destinados a personas con capacidades diferentes: Braille o lenguaje de señas argentino.

2)     La creación de un espíritu de amistad y de comunidad con el ser humano con capacidades diferentes, desarrollando así la no-discriminación mediante el contacto con el otro a través de una conceptualización armónica comunidad-individuo, evitando la creación o perpetuación de estereotipos. Eso permitirá la empatía del niño típico con los niños con movilidades y/o la maduración cognitiva diferentes, y viceversa.

Las clases comenzarán el primer lunes de cada mes y los días feriados serán días de ocio.

De marzo a junio inclusive y de agosto a noviembre inclusive serán los meses de clase. Todo julio, todo diciembre, todo enero y todo febrero serán meses de vacaciones.

Maestros y profesores, por supuesto, bien pagos. 10% del PBI destinado a Educación, como China. El maestro y todo el personal educativo, desde el preceptor hasta el auxiliar, será investido de la dignidad que le corresponde mediante el pago de un salario que honre la dignidad humana y, ante todo, le permita trabajar una cantidad de horas que impida su alienación. Basta de dobles cargos para intentar vivir bien. Se vivirá bien con un cargo.

Lo cual debe ir de la mano con una política de medios donde se dignifique el rol docente, más importante que el de un ingeniero, un político, un periodista o un economista, porque forma a todos ellos.

Cada curso tendrá como máximo absoluto 24 niños, ordenados en lo posible de la siguiente forma:

1/3 niños con ingresos superiores

1/3 niños con ingresos medios

1/3 niños con ingresos bajos

Para que haya contacto entre las clases sociales (cuya división, de la mano de la política económica, no será tan pronunciada).

Asimismo: 1/3 niños, 1/3 niñas y 1/3 niños de identidades diferentes, si los hubiere.

Cada escuela debería contar con:

Cocina, comedor, biblioteca, ludoteca, mapoteca, enfermería, conserjería, laboratorio, gimnasio, auditorio, sala de arte plástico y sala de informática.

Horario semanal

L

Ma

Mi

J

V

S

D

Historia

Historia (80)

Filosofía (80)

Literatura (80)

Historia

Ayuda a escuelas especiales

Recogimiento personal

Filosofía

Ocio (80)

Ocio (80)

Ocio (80)

Filosofía

Literatura

Literatura

Educación

Educación

Educación

Educación

Educación

Receso

Receso

Receso

Receso

Receso

Receso

Gramática, etimología y lógica

Informática

Idioma nacional

Gramática, etimología y lógica

Informática

Idioma europeo

Música

Pintura

Escultura

Música

Pintura

Escultura

Gimnasia y salud

Biología y química

Física y geometría

Gimnasia y salud

Biología y química

Física y geometría

domingo, 31 de marzo de 2024

La octava rama del peronismo: por un helenismo justicialista o un justicialismo helenista - Parte 1: El moderno Polifemo

El Movimiento Peronista (o Justicialista, para evitar el personalismo), genuino fruto del Pueblo Argentino, que tiene como columna vertebral el movimiento obrero organizado, contó en sus inicios con 3 ramas: la rama sindical, la rama política y la rama femenina. Durante los '70, se incorpora una cuarta rama, la de la Juventud Peronista.

Acorde con el parecer del Lic. Guillermo Moreno, cuya prédica doctrinaria es maravillosa pero cuya praxis política, en particular la de los últimos meses, tiene merecidísimos detractores, el Movimiento Peronista debe incorporar 3 ramas más: la rama empresarial, la rama de los movimientos sociales y la rama de técnicos y profesionales. Moreno, que por desgracia, como la voz del que clama en el desierto, ha decidido dirigir su prédica a un electorado al que jamás logrará enamorar, apunta a la armonía entre capital y trabajo, a darle voz a los excluidos del sistema neoliberal-progresista y a la valorización del conocimiento.

Sin embargo, donde el peronismo ha hecho agua, y parece querer persistir en ello, es en el aspecto educativo.

El esquema educativo liberal, realizado en nuestra Patria bajo el esquema mitrista-sarmientino, es un paroxista defensor de la formación técnica. ¿Por qué este hincapié de la educación liberal en la formación técnica? Porque la educación bajo esos términos solo desea buenos empleados, buenos productores, buenos recursos humanos. Esa es la base de la educación mitrista-sarmientina.

La educación en el peronismo no ha presentado grandes diferencias con el esquema liberal. En efecto, de lo que se trataba era de aceitar aún más la formación técnica, para que el obrero se especialice. El intento peronista de industrializar la Argentina debía tener un sistema educativo que contribuya a crear, en los agentes de esa industria, particularmente el movimiento obrero (verdadero motor humano de la industria), agentes formados. Lo dice el propio Moreno: "técnicos y profesionales". La educación peronista, por lo tanto, estuvo alejada del ideal humanista y cristiano que su doctrina, y el propio discurso de Perón "La comunidad organizada", sí ostenta.

Para colmo, las políticas educativas del peronismo, en sus primeros gobiernos, se han decidido a tener un cuño adoctrinante, mas no doctrinario: por innegable influencia del fascismo italiano, la educación fue dirigida a ensalzar las figuras de Juan Domingo Perón y de Eva Duarte de Perón, reemplazando el clásico "Mi mamá me ama" por "Evita me ama". 

Las sucesivas figurillas políticas que han enarbolado el mástil, manchado de sangre de argentinos, de la infame bandera del antiperonismo, en esto, y posiblemente solo en esto, han tenido razón. La educación antiperonista, furibunda y sanguinaria reacción que termina entroncando históricamente con la educación de cuño mitrista-sarmientino, retorna, también él, a las consignas liberales de mera formación técnica.

En los últimos años, incluso bajo gobiernos peronistas o autoproclamados como tales, no se ha hecho ningún progreso. 

Bajo el ala neoliberal durante los gobiernos de Carlos Menem (1989-1999), la Ley Federal de Educación del año 1994 ha condenado a la educación argentina a la pobreza y ha cimentado la meta: la formación de buenos empleados, vieja idea liberal pero con el componente atroz del descarte empresarial, cuyo auge venía de la mano con las privatizaciones y con la destrucción del ferrocarril y del aparato industrial, este último en persistente crisis desde Martínez de Hoz. Dicho descarte contribuyó a cimentar el individualismo. Durante el liberalismo previo a los años '90, podía haber en el empleado, al menos, una idea de "ponerse la camiseta" de la empresa. Ahora que la empresa descarta a los empleados como a los jugadores de fútbol, ¿cómo podría formarse acaso, en el terreno laboral, la idea de que hay algo que trasciende mi propia individualidad? Sin la dignidad de poseer una idea de trascendencia, aunque esa trascendencia sea tan miserable como la de una empresa, el trabajador solo puede poseer metas individuales.

(Paradójicamente, durante los '90 hubo un intento, a través de las figuras de Diego Maradona y Eric Cantona, de sindicalizar a los jugadores de fútbol, que a largo plazo fue medianamente efectivo.)

En la última oportunidad peronista de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner (2003-2015), en las últimas bocanadas de aire fresco para los argentinos, el aporte material a las escuelas, a las universidades y a los organismos de investigación como el CONICET resulta innegable hasta para el más acérrimo antiperonista. Lamentablemente, la validez de las leyes menemistas no se puso en cuestión. Por otro lado, particularmente desde el fallecimiento de Néstor acaecido en 2010, la educación fue cada vez más progresista en la teoría y constructivista en la práctica (siendo el experimento más aberrante el llevado a cabo en la provincia de Río Negro). Progresismo y constructivismo que resultan a la vez superficiales y mediocres. Bajo la consigna de que "la patria es el otro", sus esfuerzos antidiscriminatorios o antiestigmatizantes han llevado al intento de modelar una subjetividad flexible, inclusivo, acogedor del otro, de la otra o de le otre. Creemos que esto es bueno. El problema consiste en la concepción de verdad subyacente en el progresismo, según la cual la verdad de un individuo es tan válida como la del otro individuo. Bajo esa concepción, pierde de vista la comunidad en la medida en que se pierde el componente comunitario en la construcción de esa verdad. El vínculo que propone una educación progresista es el de individuo con individuo, el de yo-individuo con el otro-individuo. Fomenta la amistad, la tolerancia, pero no la comunidad. La comunidad es el verdadero lazo de unión de los individuos en cuanto que propone una meta común allende las metas individuales. En cambio, la tolerancia, aun con todas sus bondades y bienintenciones, constituye un laissez-faire de las metas individuales; deja que cada uno siga su camino sin detenerse a pensar en una meta común. La tolerancia es, en realidad, no es el punto de partida para concebir una comunidad; más bien es el emergente de la comunidad, en la medida en que la tolerancia debe darse entre individuos que ya se hallan informados con la meta común de la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria.

Curiosamente, esto va de la mano con el constructivismo: si yo pregunto a los jóvenes qué es un sustantivo, o mejor, qué les parece que es un sustantivo, todos los alumnos dirán sucesivos disparates que culminarán en una "verdad". Y a partir de esa "verdad" se construye el "conocimiento". La verdad así construida no es sino edificada con la suma de individualidades, y por lo tanto no es de ninguna manera "común" pese a que se use esa denominación. En cuanto que está basado en la autopercepción y la subjetividad, fomenta el individualismo y la destrucción de una idea comunitaria de verdad, de una verdad que es algo más que una sumatoria de verdades individuales.

Neoliberalismo y progresismo, entonces, confluyen en la formación de una subjetividad individualista. En ningún caso sus bases admiten cuestionamiento. El neoliberalismo es revolucionario (y como sucede con toda concepción revolucionaria, si alguien la cuestiona, muere) porque propone el individualismo como "lo nuevo", y conservador porque no cuestiona el statu quo. El progresismo, en cambio, es revolucionario en el mismo sentido que el neoliberalismo (hay que aceptar aquellas "subjetividades nuevas"), pero también (aunque superficialmente) lo es en la medida en que cuestiona el statu quo en aquellos casos donde hay una discriminación simbólica. "Tu verdad, mi verdad", "todo bien". Por lo tanto, ambos son adoctrinantes, precisamente por su carácter revolucionario, pese a que ambos, por igual en su prédica pero por separado en sus motivos, se declaren enemigos del adoctrinamiento.

En la práctica, la confluencia-alternancia del neoliberalismo y progresismo (básicamente, la combinación del descarte empresarial y el recogimiento del individuo en su mismidad, tanto en sus metas productivas como en sus reivindicaciones identitarias) lleva a resultados catastróficos. La pretendida inclusión, bienvenida si se trata de un esfuerzo por no discriminar, ha hecho estragos con la incorporación de chicos con retraso madurativo, producto de la mala alimentación que han recibido desde los tiempos de su albergue en el vientre materno (léase: durante gobiernos neoliberales). Eso lleva a una "nivelación para abajo", porque los contenidos se adaptan a los incluidos. Mucho más preocupante, y que también lleva a una "nivelación para abajo", es la disolución de un sistema de premios y castigos. Todos reciben premio por igual: si se les enseña que 2+2 es 4, y todos repiten que 2+2 es 4, reciben premio pese a que es el promedio. Y el que logró intuir que 2+3 es 5, recibe el mismo premio que el promedio general. Y al que dice que 2+2 es "pez", se lo premia de todos modos por el esfuerzo, porque de todos modos ha construido una "verdad", por más falsa que dicha verdad sea. Así, todos son premiados desde el primero al último por igual, ¡no sea cosa que un padre venga a reclamar al maestro "¿por qué le puso esta nota a mi hijo?"! Todos pasan de grado, y todos pueden llegar a la universidad sin saber. Lo que importa es el papel, el título, para incorporarme al mercado y ser productivo en la medida en que no sea expulsado del sistema con la pérdida del trabajo. La eliminación progresista de las discriminaciones (por más que reconozcamos sus bondades) es perfectamente coherente con la idea neoliberal que reduce al ser humano a su capacidad productiva. Y esto pasa también entre los maestros: todos tienen 10 en sus cuadernos de actuación; entonces, como reza el tango, "es lo mismo ser un burro que un gran profesor".

Las políticas educativas de los gobiernos de Mauricio Macri (2015-2019) y de Alberto Fernández (2019-2023) se han desempeñado perfectamente en esta dinámica, ya que ambos fueron precisamente los representantes más conspicuos de una y otra tendencia (uno oligarca-neoliberal, el otro progresista socialdemócrata). La idea del infame Esteban Bullrich, para quien hay que enseñar a disfrutar la incertidumbre de no poder satisfacer las necesidades básicas, fue de la mano con un progresismo insípido y masoquista, al que en verdad le gustaba ser golpeado discursivamente por los medios hegemónicos ("pegame y decime chorro"). El confinamiento por la pandemia del COVID-19 no ha hecho más que cimentar la idea, ya que a ese individualismo que se proponía, de manera más o menos inconsciente, en el aula, se le sumaba el individualismo efectivo producto del encierro en la casa.

Dos procesos merecen ser mencionados aquí: en primer lugar el minado de los derechos laborales, iniciado con el destructivo gobierno de Mauricio Macri, y el surgimiento de nuevas relaciones laborales (léase Pedidos Ya, Rappi, Uber, etc.) producto de una flexibilización que, aunque no tuvo su correlato en la ley, sí se dio de facto, y que da al individuo la sensación de que es un "emprendedor". Paralelamente, la actividad sindical, ya de por sí vapuleada, ha sido llevada a un grado de demonización nunca visto en la historia (¿dónde está el sindicato de delivery, dónde el de los diseñadores gráficos?). En segundo lugar, el auge de las redes sociales, que llevan a que cada uno se informe de manera totalmente "personalizada" (típico eufemismo para referirse a la atomización del individuo), sesgando aún más la experiencia del mundo que ya los medios de comunicación hegemónicos venían sesgando. Con la ayuda de un algoritmo que fomenta la dopamina del individuo mostrando "más de lo mismo", endureciendo el núcleo identitario y con ello provocando la falta de tolerancia ante aquello que ese algoritmo ha contribuido a presentar como "lo distinto".

La dinámica de relaciones creadas con las redes sociales, donde supuestamente todos podemos publicar nuestro contenido y se democratiza el conocimiento, donde supuestamente todos somos "protagonistas", en realidad se trata de la creación de una dicotomía "influencer-seguidores", donde estos últimos aceptan, casi sin dilación, todo lo que dice el influencer, y si el influencer difiere con el seguidor, o el seguidor ya no lo sigue, o el propio influencer lo bloquea; se elimina la diferencia no en la búsqueda de lo común, sino en la idea progresista de que cada uno siga su camino. Con lo cual, la dinámica del algoritmo no es contradictoria ni inconsecuente con el progresismo de "tu verdad, mi verdad", más bien todo lo contrario. Y semejante dicotomía hace que se cree, no un "protagonismo", sino un "protagorismo", donde el influencer es una suerte de Protágoras con su verdad individual a cuestas, donde importa más la sofisticación de las palabras o de las formas que el contenido de verdad que ellas tengan, mientras que los seguidores lo siguen a coro, unos a la izquierda y otros a la derecha, cuidando siempre de estar detrás de él, como retrata magistralmente el diálogo platónico. La dinámica del algoritmo es la dinámica de una sofística, donde se crea una distancia entre sofisticado y seguidor.

Así las cosas, ¿podríamos haber esperado algo mejor que el surgimiento de los "libertarios", jóvenes que, queriendo salir del adoctrinamiento neoliberal-progresista, han caído sin embargo en un adoctrinamiento tremendamente más furibundo, fruto de la ignorancia a causa de la educación deficiente, fruto de la falta de herramientas para hacer frente a los peligros del consumo de las redes sociales? ¿Cómo no caer, bajo la más miserable trampa del algoritmo, en la prédica de un individuo psicótico y psicópata llamado Javier Milei, que se llenaba su espumosa y babeante boca, como la de un perro rabioso, hablando de libertad y de propiedad privada? ¿Cómo no caer en una trampa tan "sofisticada" (y a la vez, tan elemental) como la prédica superficial de la libertad que ese algoritmo nos dio, algoritmo que es el fruto más acabado del mecanicismo causal de la programación?

Ambas tendencias políticas y el efectivo encierro de la cuarentena confluyó en algo mucho más terrible... lo más grave de todo esto es la disolución de un fin, de una meta, de la educación. Hasta el gobierno de Macri, la educación nacional preparaba para ser buenos delivery, gente que solo necesita conducir un vehículo para llevar pedidos de clientes lo más rápidamente posible. Se trata de formar gente que no tenga idea de trabajos en blanco, y mucho menos sindicalizados. Se destruye la idea comunitaria del trabajo en pos de un supuesto desarrollo individual que, como señala bien Byung Chul Han, conduce a la auto-explotación. Un emprendendurismo muy semejante a una esclavitud de facto, que no goza de ningún derecho y que se jacta de ello, que toma la pérdida de derechos como un desafío y la pérdida de visión comunitaria como la liberación de un obstáculo. Este sistema forma gente que no piensa, forma bueyes con ojeras que tiran de un arado, motivado con una zanahoria que nunca alcanzará y cuyo hilo nunca verá. Un sistema que forma, como dijo Aristóteles, esclavos por naturaleza.

El gobierno de Alberto Fernández, de manera mucho más pronunciada con Nicolás Trotta, con la cuarentena, ha aceptado por inercia (como prácticamente todo lo llevado a cabo por ese gobierno) esa meta, y producto de esa desorientación y de la cuarentena, se ha llegado a un punto en que ya no se sabe para qué demonios educamos a nuestros hijos. Más aún: ahora que (como rezan los neoliberales y progresistas al unísono) mi verdad vale tanto como la tuya, ¿cómo podría haber una meta común? La meta que queda es la meta heredada, sin chistar.

¿Cómo no se va a llegar así a que Javier Milei, un moderno Polifemo, tan grotesco como atroz, un tipo sin αἰδώς ni δίκη, que considera que la justicia social, o sea, la justicia de Zeus, es una aberración, y que no teme a las leyes porque se considera más poderoso que ellas por influjo de una psicosis mesiánica, sea investido con la presidencia de la Nación Argentina, algo que ni en las peores pesadillas de Mary Shelley pudo haber tenido lugar? ¿Cómo no se iba a abrir así paso al anarcocapitalismo, un mesianismo de cenáculo con sofisticaciones de teoría económica, que de facto no es ni más ni menos que el "segundo tiempo" de Mauricio Macri?

Con todo, la escuela, pública y privada, posee una dinámica que es transversal a todos estos gobiernos y que ha desembocado en esta crisis terminal, sin contenido ni meta. Dicha dinámica es la relación alumno-padre/madre-directivo-maestro. Su consecuencia es la demonización del docente y la exaltación del padre/madre. Veamos: también el padre/madre se ha formado en una educación mitrista-sarmientina, sea bajo el peronismo, sea bajo el antiperonismo. La expectativa que la escuela ha puesto en ellos, a causa de las políticas económicas, no se ha visto cumplida. Entonces, el vínculo resultante entre padre/madre y sistema educativo (cuya cara visible es el maestro que acompaña a su hijo en las aulas) es el de quiebre. Este quiebre lleva a dos vertientes de la relación padre-maestro: o bien el padre/madre desea que a su hijo se le eduque en "cosas útiles" ("¿para qué sirve la filosofía?", "¿para qué sirve la literatura?", "¿para qué estudiar lo que ya pasó?"), cosas que le permitan tener trabajo con celeridad y cumplir las metas individuales puramente materiales; o bien el padre/madre sostiene que, si la escuela no forma a mi hijo como yo quiero, la escuela adoctrina. Respecto de lo segundo, hemos expuesto de qué manera el monstruo bifronte neoliberal-progresista adoctrina, lo cual poco se relaciona con este reclamo del padre/madre. Respecto de lo primero, efectivamente el "contenido humanístico" no tiene cabida ni sentido en una meta educativa como la "propuesta" por el neoliberalismo-progresismo (acaso podría tener más sentido en el progresismo, pero el ala humanista del progresismo termina ostentando en la teoría un subjetivismo muy superficial como el de Darío Sztaijnszraiber, o Darío Szeta para los amigos). A propósito, Darío Szeta, lejos de ser el intelectual del kirchnerismo (en todo caso ese título podrán ostentarlo Ricardo Forster en la última parte y José Pablo Feinmann en la primera, personaje este mucho más interesante que aquel), fue el intelectual de Alberto Fernández. Lo que exigen "los padres" es un conocimiento basado en el esquema mitrista-sarmientino: conocimiento meramente técnico de las ciencias duras, y si se presentan las por ahora inevitables lengua y literatura y ciencias sociales, que sean enseñadas a través de una visión acartonada, mitrista-sarmientina, de la historia. Conocimiento, en definitiva, que forma buenos empleados. Todo eso ha formado, por fuera de la escuela, padres que ostenten esas nefastas banderas. 

Por otro lado, los medios de comunicación hegemónicos, de cuño neoliberal, han hecho todo lo posible por destruir ese vínculo, primero denostando todas las luchas sindicales de los docentes, con la consecuente condena de sus salarios a la miseria y de sus jornadas laborales a la explotación (al menos de aquellos más comprometidos con su función), y segundo, exigiendo "conocimiento" mitrista-sarmientino. Mientras tanto, la escuela, cuyos directivos fueron formados e informados por esas mismas bases, no ha fomentado el vínculo entre padre y maestro. Por el contrario, el directivo se alía con el padre para destrozar al maestro.

De este modo, el maestro, al menos el comprometido, se convierte en un verdadero mártir de este sistema. Mal pago, en condiciones pésimas de enseñanza, aulas abarrotadas de chicos y con múltiples acompañantes de chicos que deberían estar en escuelas especiales, explotado casi hasta la esclavitud, convertido en un burócrata más o menos consciente del desastre que él contribuye a perpetrar, y demonizado por el padre clasemediero que nada entiende y que cree que de su ignorancia deben salir también ignorantes, y por el directivo que exige chicos que pasen de grado y obtención de matrícula. Ni que hablar del sistema laboral docente de "puntaje", verdadera competición burocrática de cuño macdonaldense. Todo ello fomentado y azuzado por los medios de comunicación hegemónicos.

Nuestras escuelas argentinas, sin contenido y sin meta, pero "con 180 días de clase cumplidos" (digo esto para que se vea bien lo perverso de querer que los chicos tengan clase a costa de todo), están atravesando una crisis terminal. Lo triste de todo esto es que, frente a este sistema-monstruo (a este verdadero "cíclope enciclopédico") que combina las peores costumbres del progresismo y del neoliberalismo, el peronismo no ha propuesto nada realmente nuevo. Antes bien, se ha acoplado de manera pendular con cada uno de ellos, primero durante el menemismo con una formación neoliberal y luego durante el kirchnerismo con una formación neoliberal-progresista. Todos confluyeron en la misma meta: formar buenos empleados.

El Justicialismo debe proponer una alternativa en la educación y para ello debe proponer una nueva meta educativa. Dicha meta será, como una luz conductora en las tinieblas oscurantistas del neoliberalismo y el anarcocapitalismo, el fuego que cegará al moderno Polifemo. La estaca será, entonces, una educación doctrinaria y no adoctrinante bajo la luz del Justicialismo, conducida por el Pueblo Argentino y cuya cara visible será un nuevo conductor señalado como jefe desde el pueblo. Una educación en la que se recompongan las relaciones de todos los agentes del sistema educativo y que los intereses burocráticos tengan la menor cabida posible.

Dicha meta educativa será la de formar buenos ciudadanos, no buenos empleados ni obreros. Tal fue la meta de la educación ateniense pre-sofística (por lo tanto, "conservadora" o "contrarrevolucionaria", en el decir del sincericida Santiago Cúneo), y a ella nos remitiremos para proponer las bases de la alternativa a esta educación tan enciclopédica como "ciclopédica", que forma Polifemos (Polifemo: "que dice mucho" etimológicamente) desconocedores de las leyes que a ellos también deberían proteger y que mastican la carne devorada de sus congéneres, ostentando grotesca crueldad y faltos de toda forma de pudor ante el sufrimiento del otro.

Dejaremos la cuestión de quién será el Odiseo que hará que el moderno Polifemo "no la vea". Por ahora, debemos proponer la alternativa.