viernes, 18 de noviembre de 2011

Lecturas Críticas: "Estilística griega" de Jean Carrière - Traducción de Paola Vianello de Córdova y otros (UNAM, México, 2009)

Al estudiante de la lengua griega clásica que desee encarar su estudio poniendo énfasis en el uso, podrá interesarle este libro.

Jean Carrière, de nacionalidad francesa, escribió "Stylistique Grecque" en el año 1967, tiempos en los que comenzaban a gestarse nuevas teorías pedagógicas sobre la adquisición de competencias en lenguas extranjeras. El libro fue reeditado en 1983. Fue pensado para alumnos franceses que hasta el momento venían manejándose con gramáticas tradicionales. Su teoría subyacente es el estructuralismo: el predominio de la enseñanza de la estructura (la norma de la buena prosa) por sobre la del uso. Aun así, constituye un importante paso en nuestra búsqueda de un método comunicativo para el griego clásico.

La principal traductora de este libro, la Dra. Paola Vianello de Córdova, de nacionalidad italiana, radicada en México, falleció en el año 2007, antes de que pudiera ver su traducción publicada. Pero antes de marcharse nos ha regalado una presentación de este libro que bien puede servir de lección a muchos profesores de griego y latín de Latinoamérica.

A modo de homenaje, cito el fragmento inicial de la misma:

"En nuestro medio universitario ha sido costumbre estudiar la gramática griega en sus aspectos morfológico y sintáctico y aplicar esos conocimientos gramaticales en el ámbito de la traducción, de manera que los estudiantes no poseen, en general, conocimientos sistematizados de los usos comunes de la lengua griega, es decir, de lo que Charles Bally denominaba "estilística" del griego. Por ello, sus traducciones resultan muy frecuentemente demasiado apegadas a las reglas de la gramática y no logran reflejar los matices expresivos de la lengua, por no hablar de las peculiaridades estilísticas de los diversos autores. Sin embargo, tanto la apreciación de estas últimas como el conocimiento de los primeros son un objetivo insoslayable de cualquier estudio lingüístico que, en sus etapas finales, se proponga capacitar para comprender un texto de la forma más exacta y penetrante posible y para dar de él una justa valoración literaria, proporcionando al mismo tiempo una mayor satisfacción estética tanto para el lector como para el traductor."

Este libro se halla actualmente disponible en la Biblioteca de Humanidades "Arturo Marasso", de la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca, Argentina. Hasta el día de hoy, en que lo he acobijado en mi hogar después de su gentil donación por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), ha permanecido durante al menos dos años allí sin que nadie hasta el momento lo haya tocado.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Las lenguas clásicas y la carrera de Filosofía en las universidades argentinas

Ésta es una especie de carta que escribí ante el pedido de mis compañeros de carrera de comunicar mi postura sobre las lenguas clásicas. En estos últimos meses, los alumnos de Filosofía de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca, Argentina) nos hemos reunido para debatir acerca de temas que son de interés estudiantil. Uno de los temas más candentes es el de la permanencia de griego y latín dentro de los planes de estudio (bien como materias obligatorias, bien como materias optativas). Pues bien, aquí escribo mi opinión, completa y sin ediciones.

¿Por qué creo que debemos dejar griego y latín en nuestro plan de estudios?

La enseñanza de griego y latín en una universidad puede hacerse en nombre de dos formas de pensar el mundo: o bien desde una visión panoccidentalista, que los considera la fuente de la que se nutre la cultura actual en la que nos hallamos inmersos, por medio de lo que eufemísticamente se ha llamado “vicisitudes históricas”, o bien desde una visión plural y multiculturalista, que considera el aprendizaje de una lengua (y consiguientemente de una cultura) como medio por el cual rompemos las barreras habituales de nuestro lenguaje y nos abrimos a pensar de formas distintas.

Descarto de mi ideología la primera visión. Esas vicisitudes históricas han sido en verdad genocidios y atentados contra toda forma distinta de pensamiento. La historia de la cultura occidental ha erigido los valores clásicos para aniquilar y/o ridiculizar todo lo que a ella le era ajeno o bien lo que no respondía a sus habituales categorías.

Ahora bien, mal que nos pese, nuestra identidad cultural está formada a partir de esos valores. Entonces, si queremos profundizar nuestra crítica cultural, debemos inexorablemente conocer la génesis de nuestra cultura (la occidental), y familiarizarnos con las categorías de aquello que la fundamentó. Y tal cosa puede lograrse, a mi juicio, de mejor manera, si adquirimos un conocimiento relativamente suficiente de las culturas (y lenguas) griega y romana. Está claro, me parece, que tal conocimiento podrá ser transmitido más eficazmente con la enseñanza exclusiva y pormenorizada (es decir, en una materia preparada a tal fin) de las lenguas bajo las que esas culturas se gestaron. Confiar nuestra sagacidad a una traducción es humillarnos a nosotros mismos y afirmar aquellas formas de pensamiento contra las cuales, creo, un estudiante universitario está obligado a combatir activamente, porque en ese caso preferimos la eliminación a la actitud crítica. Me parece que, si quitamos griego y latín (o bien, si las ponemos como materias optativas sin una mayor profundización de nuestras pretensiones), estaremos atentando contra nuestra propia formación filosófica como críticos de las categorías habituales del pensamiento occidental, puesto que nuestra crítica será infantil (literal y etimológicamente) y espuria a causa de nuestro desconocimiento. Debemos asumir el peso y la influencia de estas lenguas y culturas sobre la nuestra si queremos liberarnos de él y erigir, sobre una base totalmente nueva, otras formas de pensar el mundo en tanto estudiantes de filosofía.

Incluso si ahora no hay especializados, por ahora, en filosofía antigua grecolatina, con el cierre de estas materias estamos cerrando el acceso a quienes en un futuro estas cuestiones podrían interesarle. Por otro lado, creo que estamos de acuerdo en que es innegable que el conocimiento relativamente suficiente de la filosofía antigua es necesario para cualquier estudiante de filosofía que se precie de serlo. Pero renegar de la enseñanza de la lengua para suplantarla de manera casi total por un apartado cultural, es para mí una falta de respeto hacia nuestra propia capacidad y hacia la propia cultura que estamos tratando de enseñar.

Eliminar un idioma de nuestro plan de estudios, o relegarlo a un plano inferior, consiste, según mi criterio, en un empobrecimiento que va en contra de nuestra formación y al mismo tiempo en la afirmación de la exclusión que intentamos combatir, puesto que a partir de ese momento el aprendizaje de esas lenguas estará, resignado, en manos de unos pocos hiperespecializados frente a los cuales nada se podrá refutar, por desconocimiento de la materia. Es, en efecto, realzar el criterio de autoridad dejar el aprendizaje de estas lenguas en manos de los fanáticos y de los traductores, puesto que sólo ellos estarán capacitados para pensar en otros términos, distintos a los que ofrece el castellano (sin poner en duda la riqueza de nuestro idioma o la de cualquier otro), y fomentar el academicismo extremo, contrariamente a lo que podría creerse. Será comportarnos como hienas que defendemos nuestras propias cadenas, como esclavos que agachamos la cabeza ante el amo, que hoy en día es la incapacidad de pensar con categorías distintas y flexibles, reduciéndonos a una forma de pensar. Y, si me disculpan, no quiero pensar más en términos de amo y esclavo. No quiero, y lo combato desde este lugar: enseñando una cultura imperialista y esclavista, mostrando al mismo tiempo su contexto y sus debilidades para poder así pensarla (junto con la nuestra propia) de forma crítica, poniendo en tela de juicio sus valores y relativizándolos. Este pensamiento crítico lo tenemos o lo podemos tener cada uno de nosotros por sí mismos, pero sin un contenido al cual criticar, fracasaremos, creo, en nuestra empresa.

Voy a poner un ejemplo mediante el cual podemos pensar un aspecto positivo y al mismo tiempo uno negativo, de la lengua y cultura griegas. Nos “especializamos” en criticar al platonismo y sus vertientes. Pero en los diálogos (de Platón o de cualquier otro), los griegos utilizaban una forma verbal especial para invitar a su interlocutor a dialogar, o para buscar un consenso. Tal forma es el subjuntivo deliberativo. Sin conocimientos de lengua, vemos, es imposible abordar en toda su complejidad el pensamiento de ningún filósofo, puesto que la conexión entre lengua y pensamiento es a mi criterio insoslayable. Y esta es sólo una característica de la lengua griega: la búsqueda de un diálogo, que nuestra forma de pensar valora positivamente. Que Platón haga un uso malicioso de esta forma es algo que deberemos pensar según nuestro propio criterio. Quiero notar aquí que utilizamos una categoría lingüístico-filológica para develar un aspecto cultural de gran interés que posee consecuencias más o menos directas en el discurrir filosófico. De esta forma, el aprendizaje de un idioma no es filosofía per se, pero sí una herramienta desde la cual incrementamos nuestras aristas de pensamiento. Y esto, me parece, es un aspecto a tener en cuenta si queremos pensar seriamente acerca de nuestra formación.

No es casual que la enseñanza de estos idiomas haya quedado relegada a eclesiásticos puristas logocentristas o a gramáticos estructuralistas recalcitrantes. En nombre de una tradición iniciada en el humanismo renacentista, han erigido un método de enseñanza acorde con sus pretensiones ideológicas, destinada a la repetición mecánica de formas nominales y verbales, desproveyéndolas de toda posibilidad de una lectura comprensiva y crítica, de toda posibilidad del lector de darle un sentido a su lectura, o a su traducción, y a la aplicación de ese método para su lectura. Nuestro debate es un claro síntoma de esto último. Pues bien, tales técnicas son las que debemos combatir como estudiantes, y hacia allí debe estar dirigido nuestro foco de atención. Nuestra época actual hace bien en rechazar estos métodos como perimidos e irreflexivos. Pero colocar en otro plano estas materias, o quitarlas, significa eliminar la posibilidad de cambiar esta coyuntura desde nuestra condición de estudiantes y futuros docentes, y por tanto dejar que las cosas sigan haciéndose de la misma manera.

Como estudiante y joven docente sugiero:

1. Si no hay una modificación global del plan de estudios, dejar estas materias como obligatorias, con sus dos niveles cuatrimestrales de forma tal que el alumno no pierda un año, pero poniendo el primer nivel en el primer cuatrimestre y el segundo en el segundo, con la apertura de excepciones en caso de perder el primer nivel y desaprobar las instancias evaluativas con 4 o 5 puntos.

2. Si existe tal modificación global, colocarlas como obligatorias pero dentro de una macroorientación seleccionable a partir del tercer año, dejando las lenguas vivas como verdaderamente optativas, de las que podrán elegirse dos. Las otras macroorientaciones (además de Filosofía Occidental Europea) serían Filosofía Oriental y Filosofía Argentina / Latinoamericana, como para empezar a pensar un modelo de universidad latinoamericana de forma consciente y seria. Las materias obligatorias o la apertura de charlas informativas deberán aportar criterios adecuados para esa selección. Los especialistas en esas orientaciones elegirán en cada caso qué lenguas serán obligatorias y cuáles optativas.

3. Como estudiantes, expresar nuestro descontento hacia el método pedagógico deductivo de gramática-traducción, proponiendo, sin atentar contra la esforzadamente lograda libertad de cátedra, pero sí abriendo un debate y participando en él, modificaciones en el programa de las materias de forma tal que esté orientado a un método inductivo de comprensión y producción o bien (más radicalmente) a un método comunicativo. Y mantenernos en esta postura a menos que expongan serias y coherentes razones para defender la tradición que, dicho sea de paso, tanto daño ha hecho al estudio de estas lenguas. La otra posibilidad es proponer la apertura de una comisión o de una cátedra alternativa exclusiva para la carrera de filosofía.

4. Fomentar la comunicación efectiva entre Filosofía Antigua, Filosofía Medieval y las cátedras de idiomas de forma tal que exista la posibilidad de debatir que sus contenidos vayan a la par. Incluir a la Filosofía en la enseñanza de las lenguas clásicas es pieza fundamental, según considero, para pensar una propuesta estudiantil seria y eficaz.

Estoy dispuesto a escuchar otras posturas, pero constructivas y flexibles, sin apelar a un pragmatismo que carezca de sentido último o con tintes de resentimiento a raíz de las propias e individuales experiencias. Creo que sabemos que estamos pensando en la formación de nuestros compañeros y/o de nuestros futuros alumnos, y en la nuestra propia. Es necesario seguir discutiendo y debatiendo, sin creer que se tiene razón absoluta, pero sí considerando las posibilidades que abrimos y que cerramos con nuestra postura.

Tampoco debemos creer que el consenso sobre “optativizar” estas materias es general. El consenso entre los estudiantes no es absoluto, y algunos creemos que la pregunta debe permanecer abierta por ahora. En este sentido, creo que abro más de lo que cierro. Porque, ¿qué materias hermenéuticas de textos suplantarán a las lenguas clásicas si dichos textos se leen sin pensar que fue escrito en una lengua y en un marco cultural determinados, o sin suscitar desde una cátedra el interés por aprender esa lengua y conocer ese marco?

Tengamos en cuenta que este mismo debate es consecuencia de los métodos pedagógicos para estas materias más que de la relevancia efectiva de su contenido en nuestra formación.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Curso de Griego Clásico - Programa

Χαῖρε y disculpas por la demora. En este post se publicará el programa del curso. Como éste se encuentra en formación (por mi humilde persona), irá siendo actualizado (y de vez en cuando, posiblemente, corregido) conforme vaya avanzando en la producción de textos y de contenidos. De momento, ofrezco aquí: las expectativas de logro, los recursos didácticos que serán aquí presentados, el programa general (a saber, el contenido de la Introducción, de las Generalidades y de las Unidades; de momento sólo tengo el de la Unidad 1) y el programa unitario (a saber, las secciones de cada unidad).

Como ya dije, comentarios irrespetuosos o espameros serán eliminados.

P.D. El próximo post consistirá en la Introducción 1: Breve Historia de la Lengua Griega. De momento se encuentra en preparación, pero creo que será un buen comienzo para quienes deseen iniciarse en este maravilloso camino que es el griego clásico.

Actualización: el enlace ya no es válido de modo que me veo obligado a copiar el texto del PDF.


Programa

Expectativas de Logro
· Comprensión Lectora
· Comprensión Auditiva
· Traducción
· Expresión Escrita
· Expresión Oral
· Cultura

Recursos Didácticos

Alumno

Material Esencial
· Libro del Alumno: Lecturas
· Libro del Alumno: Trabajos
· Recursos Auditivos

Material Complementario
· Antología
· Léxico Griego Clásico – Español
· Léxico Español – Griego Clásico
· Vocabulario
· Gramática
· Lista de Verbos

Docente

Material Expositorio
· Apuntes
· Recursos Visuales

Material Propio
· Libro del Docente: Lecturas
· Libro del Docente: Trabajos

Programa General

Introducción
· 1 – Breve Historia de la Lengua Griega
· 2 – Alfabeto Fonético Internacional

Generalidades
· 1 – Alfabeto
· 2 – Puntuación
· 3 – Pronunciación

Nivel A1

1. Χαῖρε – Contenidos

· Pronunciación
Prosodia: oración declarativa e interrogativa.

· Vocabulario
Nombres propios, familia, patria, género, profesiones. Locuciones: saludos.

· Gramática
Casos nominativo y vocativo. Introducción al caso genitivo. Preposiciones ἐκ y ἀπό + genitivo. Verbo εἰμί. Pronombre interrogativo τίς, τί. Oración declarativa e interrogativa.

· Conversación
Presentación: saludos, preguntas y respuestas por nombre, familia, patria y profesión.

· Traducción
Casos Nominativo y Vocativo. Introducción al caso Genitivo. Verbo εἰμί.

· Cultura
Relaciones sociales: saludos.

2. Οἴκοι – Contenidos
3. Ἡ Ἀθηναίων πόλις – Contenidos
4. Ἐν τῷ ἀγρῷ – Contenidos
5. Κατὰ θάλατταν – Contenidos
6. Καθ’ ἡμέραν ἀγοράζω – Contenidos
7. Μὰ τὸν Δία – Contenidos
8. Ὅμηρος ὁ ποιητής – Contenidos
9. Ἡ καλὴ μουσική – Contenidos
10. Ζωγραφεῖν – Contenidos
11. Ὁ ἀνδριάς – Contenidos
12. Οἱ Ὀλιμπιακοὶ Ἀγῶνες – Contenidos
13. Ὁ ἰατρός καὶ ὁ ἄῤῥωστος – Contenidos
14. Ἡ μεγίστη ἐπιστήμη – Contenidos
15. Οἱ φυσικοί – Contenidos

Nivel A2

Programa Unitario

Libro de Lecturas

· Διάβασις 1
· Διάβασις 2
· Pasatiempo 1
· Pasatiempo 2
· Canción 1
· Canción 2
· Gramática 1
· Gramática 2
· Conversación 1
· Conversación 2
· Pronunciación
· Vocabulario
· Taller de Traducción
· Cultura

Libro de Trabajos

· Ingreso 1: Ejercicios
· Ingreso 2: Ejercicios
· Comprensión Lectora 1
· Comprensión Lectora 2
· Comprensión Auditiva 1
· Comprensión Auditiva 2
· Expresión Escrita 1
· Expresión Escrita 2
· Expresión Oral 1
· Expresión Oral 2
· Pronunciación: Ejercicios
· Vocabulario: Ejercicios
· Repaso
· Evaluación

jueves, 2 de junio de 2011

Curso de Griego Clásico - Prólogo

Bienvenidos al Curso de Griego Clásico. Aquí se abre el Curso, con un pequeño Prólogo que explica el por qué del contenido y el por qué de la forma del mismo, si es que logra llegar a buen puerto.

El archivo está en formato PDF y todos aquellos que deseen leerlo y tenerlo pueden descargarlo en el siguiente enlace: (el enlace ya no está más a causa del cierre de Megaupload, así que lo copio íntegro debajo).

Los contenidos del escrito son de mi propiedad. Se autoriza la copia siempre y cuando se especifique la fuente (o sea, de qué blog lo sacaron, y por quién está hecho este blog; o sea por mí).

Comentarios irrespetuosos o espameros según mi criterio serán cruelmente eliminados.

Prólogo

Con respecto a la enseñanza del griego clásico en las universidades, podemos formularnos dos incógnitas. La primera refiere a la utilidad de su aprendizaje: ¿por qué aprender griego clásico? La segunda concierne al método de su enseñanza: ¿por qué enseñar griego clásico como si fuera una lengua viva? Aquí intentaré responder ambos interrogantes.

La respuesta a la primera cuestión se dirigirá al público en general, al que invitaré a aprender griego clásico. La respuesta a la segunda, a los docentes, a los que propondré un método acorde con la metodología actual para el aprendizaje de las lenguas vivas.

¿Por qué aprender griego clásico?

Esta pregunta suele surgir a causa del método de estudio a que el alumno debe someterse y a causa de los planes académicos en que esta materia suele enmarcarse. Por esta coyuntura, es difícil generar interés por el aprendizaje del griego clásico en un alumno situado en un contexto cultural y académico de tinte pragmático como el actual.

Lo antedicho representa, claramente, una conjetura: no me baso en datos estadísticos. Pero no es una conjetura inverosímil. Mi experiencia como docente me hace ver que las dificultades que los alumnos de griego tienen a lo largo de los años son las mismas. Por otro lado, el planteo de la necesidad de un cambio de método para las lenguas clásicas no es original. Los trabajos del lingüista Hans Henning Ørberg o del filólogo Luigi Miraglia demuestran que mi propuesta no es un hecho aislado. Entonces, aclaro: no responderé intentando persuadir el gusto personal de nadie en particular, ni (por ahora) criticando los planes académicos de estudio y los métodos empleados para la enseñanza del griego clásico. En mi respuesta a la segunda cuestión realizaremos, sin embargo, una crítica del método llamado tradicional.

Aquí simplemente me limitaré a criticar algunos argumentos falaces que suelen esgrimirse a favor de la erradicación de la enseñanza del griego clásico de los planes de estudio. Así, todo lo que puedo intentar en esta respuesta es generar interés intelectual por una materia, a mi juicio, injustamente descuidada en los planes de estudio universitarios.

Las principales obras escritas en griego clásico y muchas preclaras personalidades hablantes de griego constituyen la fuente de la que se ha nutrido el pensamiento occidental. Incluso llegamos a compartir con aquella cultura de antaño determinados aspectos de la nuestra propia. No me parece que haya que negar este hecho. Como ejemplo palpable podemos mencionar el sistema democrático griego, que sirvió de modelo a los actuales sistemas democráticos, aunque éstos presenten sin duda diferencias con el del mundo griego antiguo.

Por esto, creo que negar el estudio del griego clásico por su poca conexión con el estudio de las humanidades significa soslayar la influencia de la cultura helénica en nuestro mundo occidental y, por lo tanto, ocultar de qué manera se da esa influencia. El desconocimiento del griego clásico genera desconocimiento de cómo se han transmitido los saberes en otros aspectos de la cultura europea occidental, por ejemplo el derecho, la filosofía, la medicina, la física, la matemática, la literatura, la lingüística, la historia, la política.

Ahora bien, lo antedicho no justifica totalmente mi posición. Entonces agrego: para llegar a un conocimiento sólido de una cultura, necesitamos poseer al menos un conocimiento básico de su lengua. Esto se percibe claramente en las lenguas y culturas modernas. Por ejemplo, ciertos juegos de palabras empleados en películas norteamericanas resultan incomprensibles sin un mínimo conocimiento del inglés. Lo mismo, sin duda, podemos decir de las lenguas y culturas antiguas. La comicidad de Aristófanes, el pensamiento de Heráclito y las obras de Aristóteles son asequibles en toda su profundidad si y sólo si poseemos al menos un somero conocimiento de la lengua griega. A mi juicio, las traducciones de Aristóteles al español realizadas hasta el día de hoy presentan severas deficiencias, causadas en buena medida por las enormes diferencias de léxico y de sintaxis entre el griego clásico y el español.

Podemos interesarnos por el aprendizaje de griego clásico, entonces, si atendemos a la relación que poseen las lenguas con las respectivas culturas en que ellas se hablan y a la relación de la cultura griega con la occidental actual.

Por otro lado, resulta evidente por sí mismo que cualquier investigación que se precie de seria acerca de las obras de la antigüedad clásica, del medioevo o incluso de la modernidad o de la actualidad requiere ciertos conocimientos de estas lenguas.

Hay otros argumentos que en cierta medida me convencen, porque involucran aspectos que no se hallan relacionados con la materia en sí misma sino con el contexto académico en que está insertada. Frente a esto, afirmo que los planes de estudio actuales deben ser modificados. Pero la eliminación de griego clásico de los planes contribuirá con el empobrecimiento de la calidad educativa e irá en contra de nuestra propia formación en tanto estudiantes universitarios de humanidades. Esto resulta evidente por el mismo hecho de querer desplazar una materia cuyos conocimientos no se adquieren en otras materias.

Estos argumentos, aunque lícitos, no apuntan al centro del problema: no llegan a visualizar que el sufrimiento del alumno puede acaso deberse a la metodología con que se enseña griego clásico, sufrimiento que puede convertirse en gran placer si ofrecemos una crítica relativamente plausible a semejante pedagogía, cuya calificación de tradicional tiene por desgracia un enorme peso en el ámbito académico. Plantear el problema en estos términos lleva, en efecto, a plantear una propuesta que fomente la participación activa sobre nuestra propia educación. Justamente aquí es a donde queremos llegar.

¿Por qué enseñar griego clásico como si fuera una lengua viva?

No es banal advertir que la mayoría de los alumnos creen que el griego clásico es un idioma que conlleva gran dificultad. Tampoco es banal advertir que estos mismos alumnos no ponen en el mismo nivel de dificultad a un idioma como el griego moderno. Ahora bien, el griego clásico no es más difícil que el griego moderno. Estudiar cualquier idioma conlleva su dificultad; cada uno posee distintas complicaciones dependiendo de la lengua materna del alumno.

Nadie quiere darse por aludido cuando se ve que un alumno que conoce cómo hablar en griego moderno no conoce siquiera la función del καί (“y”) en un texto de griego clásico. Lo he visto con mis propios ojos. Me parece injusto y dañino atacar la inteligencia de esta persona, diciendo que “es un desastre”, cuando en realidad puede sostener conversaciones, o al menos, hilvanar frases, en griego moderno. Poder hablar un segundo idioma con relativa fluidez es, sin duda, un triunfo de la inteligencia personal, sobre todo de la de los que crecen, como nosotros, en ambientes en los que no se habla más de un idioma.

¿No será que hay un problema con el método aplicado para la enseñanza de la lengua que aquí nos ocupa? Abstengámonos por un momento de la tradición e intentemos reflexionar sobre este hecho por nosotros mismos.

Es un hecho que el interés de los alumnos por el griego clásico va in decrescendo, por lo que ya hemos dicho. Es un hecho que la traducción de un pequeño texto griego conlleva, para buena parte del alumnado, un sufrimiento que no siente en otras materias de su carrera. Ciertamente, el alumno puede sentir afición o aversión por el estudio del griego clásico, o de los idiomas en general, o de cualquier otra área. Pero no me parece bien que este desinterés se generalice, como está sucediendo, sin que siquiera nos tomemos el esfuerzo de intentar cambiar nuestra manera de contagiar el afecto que muchos sentimos por la cultura griega antigua. Tal esfuerzo, según creo, debe hacerse en nuestra actitud para con el alumno. Y un cambio en nuestra actitud lleva consigo un cambio en nuestra forma de enseñar.

El griego es una lengua viva. Viene hablándose durante más de 3.500 años. Por supuesto que la lengua ha mutado a lo largo del tiempo. Es preciso notar que esa lengua se generó en el seno de una sociedad tan humana como cualquier otra. Nosotros estudiamos un momento histórico de esa lengua en el que se desarrollaron obras y personalidades que tienen, incluso hoy en día, un enorme peso para toda la humanidad.

Con esta perspectiva histórica, no podemos decir que la lengua clásica es un monumento de la cultura occidental, esculpido en mármol, estático, muerto. Concebir de esta manera una lengua, y enseñar de manera acorde con esa concepción, posee dos terribles implicaciones. La primera es matar o dejar morir la lengua, por convertirla en un enmarañado ἄρρητον (“inefable”), como el Uno concebido por el filósofo Plotino. La segunda es la imposición de un único destino, de un único final para el alumno de griego clásico: la traducción y la interpretación de textos. Aunque estos objetivos no son en absoluto desdeñables (incluso se trata de objetivos que encuadran bien con las metas generales de las carreras de humanidades, según creo), no tenemos motivo para hacer creer al resto del mundo que ésas son las únicas metas a que puede aspirar el estudio de una lengua clásica. Porque creo que esos objetivos pueden incluso cumplirse más eficazmente si creamos usuarios competentes de esa lengua. En efecto, creo que deberíamos dejar de ver en las gramáticas un programa de estudio. Ofrezcamos un compendio progresivamente escalonado de vocabulario, de gramática y de giros conversacionales, enmarcado en contextos comunicativos que estén de acuerdo con investigaciones lingüísticas, filológicas y antropológicas actualizadas y serias, con textos de nuestra propia elaboración cuya dificultad vaya incrementándose no a través de la morfosintaxis, sino mediante contextos comunicativos que involucren una riqueza de vocabulario, una complejidad sintáctica en las oraciones y una variedad de modalidades discursivas cada vez mayor. Apliquemos un método pedagógico comunicativo, cuyo contenido vaya aumentando en dificultad de la misma manera en que lo haría el estudio de una lengua viva.

En efecto, creo que cuando visitemos primero la plaza pública (ἀγορά), podremos contemplar después los monumenta aere perenniora. Tal como el que quiere leer Goethe en alemán de manera fluida no puede hacerlo sin al menos un conocimiento somero de la aplicación cotidiana de las palabras que allí se usan. ¡Cuánto mayor sería el interés general en leer a Eurípides, Jenofonte o Platón si estos objetivos se cumpliesen con la aplicación de este método! ¡Cómo se enriquecerían las interpretaciones, y hasta qué punto aumentaría el nivel de nuestras traducciones! Y lo mejor es que adquirir esta competencia tomaría menos tiempo del habitual.

También es posible, si nuestras limitaciones de tiempo o de nuestros programas de estudio así lo exigen, combinar la antología con la metodología comunicativa. Creo que esto es posible, y hasta sería muy provechoso. Podríamos abrir un pequeño taller de traducción y comenzar con la Anábasis de Jenofonte, tal como propusiera Rodríguez Adrados, para luego ir con textos cada vez más complejos. Aunque en este método nuestro esfuerzo como docentes sea mayor, y quizá debamos incluir notas a pie de página, no será necesario que adaptemos los textos reduciendo su complejidad, por ejemplo, cambiando los tiempos de verbo de las oraciones. No creo que sea necesario correr ese riesgo. Además, creo que avanzaríamos más rápidamente, ya que, para leer a Esquilo, a Hesíodo, o a Heródoto, recurriríamos de forma mínima a los habituales materiales (ya en carácter de complementarios, pero con la importancia de siempre, importancia por cierto bien ganada) de aprendiz de filólogo: diccionarios y gramáticas.

Con respecto a la aplicación de los conceptos propios del análisis lingüístico (creo que siguen siendo importantes para una comprensión cabal de la lengua), es posible que el aprendizaje del alumno sea mucho más eficaz si primero posee un conocimiento mínimo como usuario de la lengua. Mientras el alumno adquiere esta competencia, se le explicará sólo aquellos conceptos que necesite para, por ejemplo, no emplear un nominativo en vez de un acusativo. Cuando se adquiera una determinada competencia se podrá pasar al análisis lingüístico con mucho menor margen de error por parte del alumno.

De más está decir que es necesario que el alumno conozca estos conceptos habiéndolos primero aplicado a su lengua materna (en nuestro caso, el español). En este sentido deberíamos cambiar los planes de estudio: en pos de nuestro enriquecimiento cultural.

Nos basamos entonces en el supuesto de que un usuario competente de una lengua (logrado de forma bastante eficaz por el método comunicativo, a mi juicio) es capaz de tener un nivel de comprensión lectora lo suficientemente sólido como para emprender feliz la navegación por la cultura griega sin necesidad de haber pasado por las Simplégades del escepticismo absoluto y de la pérdida de conciencia de las metas.

Esto es claramente una toma de posición acompañada de una propuesta desde mi condición de pequeño docente y de estudiante. Pretende proponer una alternativa pedagógica a la enseñanza habitual del griego clásico, por la que quizá se me condene, tal vez con intransigente severidad, pero por la que puedo sentirme muy orgulloso de autoproclamarme un studiosus de las lenguas clásicas.

domingo, 1 de mayo de 2011

Curso de Griego Clásico - Índice

Curso de Griego Clásico (Μαθήματα περὶ τὴν Ἑλλήνων γλῶσσαν)

Prólogo

Programa

Introducción 1 - Breve historia de la lengua griega (στὰ νέα Ελληνικά)
Introducción 2 - Alfabeto Fonético Internacional (AFI)

Generalidades 1 - El alfabeto griego
Generalidades 2 - Leer y escribir en griego clásico
Generalidades 3 - La pronunciación histórica del griego clásico

Adicional - Audio 1
Adicional - Publicación de Audios en Generalidades 1 y 3

Nivel A1

Unidad 1 - Χαῖρε

Διάβασις 1
Λόγος 1
Λόγος 2
Λόγοι 3 καὶ 4

Ἀσκήσεις
Ejercicio Adicional - Prius usus, deinde grammatica

Διάβασις 2
Διάλογοι 1 καὶ 2

Ἀσκήσεις

Παιγνίαι 1

Próximamente: 

  • Publicación de Audios en la sección Διάβασις 1
  • Adicional - Escribir en Griego Clásico con la computadora


Investigaciones lingüísticas y filológico-filosóficas

Sobre pronunciación del griego antiguo

Próximamente:
  • En alusión a un artículo de Juraj Franek: Prolegomena zu einer jeden künftigen Historische Phonologie des Griechischen, die als Wissenschaft wird auftreten können (Prolegómenos a toda futura fonética histórica griega que pueda ser tratada como ciencia)


Sobre el Áyax de Sófocles
Próximamente:
  • Las nociones de ἐγώ, ἕτερος y ἑτερότης: su desarrollo en la literatura y filosofía griegas

Sobre la cultura griega en su continuidad histórica y geográfica



Experiencias personales


Próximamente:
  • Curso de Lírica Griega Arcaica a cargo del Prof. Dr. Fernando García Romero - Mayo 2012
  • II Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores de la Antigüedad Grecolatina (JIJIAG) - Agosto 2013
  • Gran Tour por Grecia, Italia, Alemania - 26/6 al 15/8 de 2014

Próximamente:
  • Notas al método inductivo de Lorenzo Mascialino
  • Revisión crítica de un artículo de Oscar Conde: "El dilema de los métodos"
  • Tradición clásica y apocalipsis zombie: crítica de una mirada parcializada del Renacimiento occidental

Traducciones



Esbozos de una Crítica de la razón clasicista


Próximamente:
  • Propuesta de un método inductivo-contextual para el estudio del griego clásico en la Universidad Nacional del Sur
  • Planteamiento de nuevos presupuestos histórico-políticos para la realización de los estudios clásicos, al menos en Latinoamérica
  • Historia de los Estudios Clásicos en Latinoamérica - Parte 1