martes, 14 de enero de 2014

Curso de Griego Clásico - Nivel A1 - Unidad 1: Χαῖρε - Διάβασις 2 - Διάλογοι 1 καὶ 2

Μέγα χαίρετε πάντες, ὦ φίλοι! (¡Hola a todos, amigos!)

El Curso de Griego Clásico se viene con todo en este 2014 entrante, siempre "desde un punto de vista no clásico". Hemos publicado recientemente un escrito bastante polémico (como me gusta a mí), el "E-Mail a la juventud helenista de Argentina". Tras esta disquisición filosófica, que tal vez pueda sólo interesar a especialistas, ahora es momento de continuar con el aprendizaje del griego clásico.

Presentamos entonces la sección Διάβασις 2. La sección Διάβασις 1 consistía en la presentación de diversos personajes, en monólogo. Esto nos permitía adquirir vocabulario y maneras de hablar acerca de la ciudad natal (la "patria"), el linaje y la profesión. También nos permitía hacer distinciones de género y de procedencia, es decir, si éramos mujer u hombre, bárbaro o simplemente un "xénos", etc. En esta sección empezaremos a ver el griego clásico como lengua viva, a través de pequeños diálogos.

En el Índice pueden consultar la sección Διάβασις 1 (especialmente el Λόγος 1 y su explicación cultural preliminar) para repasar. Pero vamos a recordar aquí algunas cuestiones a modo de repaso, porque hace mucho que no posteamos nada del Curso propiamente dicho. Viene bien, además, sistematizar lo aprendido. Pueden ir también a la sección de ejercicios o Ἀσκήσεις (consultando el Índice)

1. Recordemos la conjugación del Presente de indicativo del verbo εἰμί (ser, estar, existir).

1º persona singular: εἰμί
2º persona singular: εἶ
3º persona singular: ἐστί(ν)

1º persona plural: ἐσμέν
2º persona plural: ἐστέ
3º persona plural: εἰσί(ν)

2º y 3º persona dual (no existe la 1º persona dual): ἐστόν

2. Recordemos los artículos de la lengua griega (siempre determinados, que pueden usarse con nombres comunes y nombres propios). Los artículos responden a los géneros de la lengua griega, que son 3: masculino, femenino y neutro.

Artículo masculino: nominativo ὁ, genitivo τοῦ
Artículo femenino: nominativo ἡ, genitivo τῆς
Artículo neutro: nominativo τό, genitivo τοῦ

3. Recordemos también los casos de declinación que hemos visto hasta ahora.

Como ya definimos en Διάβασις 1, el caso es el accidente gramatical que acaece SÓLO en los nombres (sustantivos, adjetivos, artículos y pronombres) y que da cuenta de la función que ese nombre cumple en la oración. En griego clásico hay cinco casos pero nosotros hasta ahora hemos visto sólo 3.

A. El nominativo es el caso del sujeto (por ejemplo: τὸ ῥόδον θάλλει (la rosa florece)) y del predicativo del sujeto (por ejemplo: εἰμί Λουκιάνος (soy Luciano)).

Los nominativos principales que veremos en esta unidad son:
  • Sustantivos masculinos terminados en -ης o -ας
  • Sustantivos masculinos y femeninos terminados en -ος
  • Sustantivos neutros terminados en -ον
  • Sustantivos femeninos terminados en -α o -η

B. El genitivo es el caso del propietario. Como se trata de la propiedad ejercida sobre una cosa, una persona o una relación entre cosas o personas, el genitivo funciona como complemento de un nombre.

Los genitivos que vimos hasta ahora son:
  • Los sustantivos masculinos cuyo nominativo termina en -ης, -ας y -ος, así como los sustantivos neutros cuyo nominativo termina en -ον hacen su genitivo en -ου.
  • Los sustantivos femeninos cuyo nominativo termina en -α hacen su genitivo en -ας, si la letra anterior a la terminación es ρ, ι o ε, y en -ης, si la letra anterior no es ninguna de esas.
  • Los sustantivos femeninos cuyo nominativo termina en -η hacen su genitivo en -ης.

Hay que tener cuidado con algunos fenómenos de acentuación que tienen lugar en el genitivo:
  • Si la palabra es proparoxítona en el nominativo será paroxítona en el genitivo. Ἀριστόκριτος --> Ἀριστοκρίτου
  • Si la palabra es oxítona en el nominativo será perispómena en el genitivo. τιμή --> τιμῆς
  • Si la palabra es properispómena en el nominativo será paroxítona en el genitivo. δῶρον --> δώρου
Oxítona: palabra con acento agudo en la última sílaba.
Paroxítona: palabra con acento agudo en la penúltima sílaba.
Proparoxítona: palabra con acento agudo en la antepenúltima sílaba.
Perispómena: palabra con acento circunflejo en la última sílaba.
Properispómena: palabra con acento circunflejo en la penúltima sílaba.

C. El vocativo es el caso de la persona o cosa invocadaEn Argentina, un vocativo muy usado por nosotros es "che". "Che, traeme el destornillador". "¿Qué querés, che?". En español peninsular sería "¿qué quieres, tío?".

Los vocativos de los sustantivos femeninos y neutros vistos hasta ahora son iguales al nominativo. Los sustantivos masculinos, en cambio, hacen su vocativo así: los que terminan en -ος hacen su vocativo en -ε, y los que terminan en -ης y -ας hacen su vocativo en -η y -α respectivamente. Eventualmente, algunos sustantivos terminados en -ης pueden hacer su vocativo en -α.

4. Recordemos también algunas cuestiones referidas a los adjetivos:

Hemos visto hasta ahora los adjetivos llamados "de 1º clase", que se dividen a su vez en:
  • Adjetivos de 1º clase de tres terminaciones.
  • Adjetivos de 1º clase de dos terminaciones.
A. Los adjetivos de tres terminaciones son aquellos con terminaciones en -ος para la forma masculina, en -α o en -η para la forma femenina y en -ον para la forma neutra.

Las formas femeninas de estos adjetivos terminan en -α cuando la última letra de la raíz es ρι o ε. Por ejemplo, la forma femenina del adjetivo μικρός es μικρά. Si la última letra de la raíz NO ES una de estas tres, el adjetivo terminará en -η en su forma femenina. Por ejemplo, la forma femenina del adjetivo ἀγαθός es ἀγαθή.

Los genitivos de estos adjetivos son: para las formas masculina y neutra, en -ου. Para la forma femenina, en -ας (si la raíz termina en ρι o ε) o en -ης (si la raíz no termina en una de esas tres letras).

Ejemplos:

Nominativo ἀγαθός (forma masculina), ἀγαθή (forma femenina), ἀγαθόν (forma neutra)
Vocativo ἀγαθ ἀγαθ ἀγαθόν
Genitivo ἀγαθοῦ ἀγαθῆς ἀγαθοῦ

Nominativo μικρός μικρά μικρόν
Vocativo μικρ μικρά μικρόν
Genitivo  μικροῦ μικρᾶς μικροῦ

B. Los adjetivos de dos terminaciones usan la terminación -ος para la forma masculina pero también para la forma femenina, y -ον para la forma neutra. En todos los casos el genitivo es en -ου.

Ejemplo: 

Nominativo βάρβαρος (forma masculina y también forma femenina), βάρβαρον (forma neutra)
Vocativo βάρβαρε (forma masculina y femenina), βάρβαρον (forma neutra)
Genitivo βαρβάρου (para los tres géneros)

Los fenómenos de acentuación del genitivo de los adjetivos son los mismos que ocurren en los sustantivos.

5. Volvamos a ver algunas palabras que ya hemos visto en la sección anterior del Curso (vale aclarar que todavía no hemos aprendido el genitivo de algunas de ellas):

ἡ πατρίς: patria
τὸ ὄνομα: nombre
ὁ ἀνήρ: varón
ἡ γυνή: mujer/esposa
ὁ πατήρ: padre
ἡ μήτηρ: madre
ὁ ὁπλίτης: soldado de infantería (hombre de armas)
τὸ παιδίον: niño
τὸ ἐπιτήδευμα: profesión, ocupación

Recordemos también que los nombres de las ciudades siempre son femeninos.

6. Recordemos las preposiciones, conjunciones e interjecciones vistas hasta ahora:

ἐκ y ἀπό: preposiciones de genitivo que indican origen o procedencia

καί: conjunción coordinativa que equivale a nuestro "y".
ἤ: conjunción disyuntiva que equivale a nuestro "o".
ἀλλ' = ἀλλά: conjunción adversativa que equivale a nuestro "pero".

ὦ: ¡oh! Interjección que suele ir junto a un vocativo. Así, por ejemplo, cuando en español decimos "¡oh amigo! ven aquí", "oh Sócrates, qué sabio eres!", en griego se usa la interjección ὦ.

οὐ: es la negación en griego realizada sobre un sustantivo o sobre una acción (p. ej. cuando alguien "no es bárbaro" o cuando "no realiza" determinada acción). Si la primera letra de la palabra siguiente es una vocal con espíritu suave, es οὐκ. Si es una vocal con espíritu áspero, es οὐχ

La afirmación y negación:

Ναί / ἔγωγε: sí.
οὐ / οὐχί / οὐ γὰρ οὖν: no.

7. Recodemos también las partículas:

μέν: esta partícula puede ser descrita como "partícula de apertura de discurso". Es decir, siempre que vamos a pronunciar un discurso con relativa duración, usamos la partícula μέν. Puede estar en correlación con la otra partícula que veremos a continuación.
δ' = δέ: esta partícula, que puede estar en correlación con μέν, funciona para establecer una unión con la oración o frase anterior; esta unión puede establecer una concatenación en un relato o puede establecer una contraposición con lo dicho anteriormente.

8. Por último, repasemos algunas cuestiones sintácticas: el adjetivo (o cualquier modificador de un sustantivo, como p. ej. una expresión con preposición) se coloca siempre entre artículo y sustantivo. Podemos hacer que el modificador vaya después del sustantivo pero para ello debemos repetir el artículo. De esta manera, el modificador es un atributo, está en posición atributiva. Si no repetimos el artículo ese modificador pasa a ser un predicativo, y no un atributo.

¡Un repaso bastante largo para ser un repaso! Si quieren ver más detalles pueden consultar en el Índice la sección anterior. Ha resultado bastante útil el índice porque vi que ha sido muy consultado.

Haremos una sistematización algo más exhaustiva en la sección Gramática pero hacemos este repaso provisorio para ingresar a la sección Διάβασις 2.

Διάβασις 2 (Δευτέρα Διάβασις)

El método de aprendizaje es el mismo que usamos en la sección anterior: debemos leer el texto (en este caso diálogos) e intentar entenderlo con ayuda de la comprensión escrita debajo (como dije antes, si pueden hacerlo sin ayuda de la misma, será mejor). Luego haremos una lista de vocabulario y finalmente hablaremos de la gramática que presenta este texto.

Como en la sección anterior, sugiero que con cada explicación nueva que daré vuelvan a ver el texto para que vean de qué se trata lo que explico.

Διάλογος 1 (Πρῶτος διάλογος)

Διογένης.                Χαῖρε, Ἀριστόκριτε.
Ἀριστόκριτος.       Χαῖρε, φίλε. τί πράττεις ;
Διογ.                         Καλῶς. Καὶ σύ πῶς ἔχεις;
Ἀρισ.                         Καὶ ἐγὼ καλῶς ἔχω. Τίς οὗτός ἐστιν;
Διογ.                         Καλλίας ἐστιν.
Καλλίας.                  Μάλα χαῖρε, Ἀριστόκριτε.
Ἀρισ.                         Χαῖρε, ὦ Καλλία. Τίς δὲ ἡ πατρίς σου;
Καλλ.                        Ἡ πατρίς μου Μίλητός ἐστιν.
Ἀρισ.                         Τίνες οἱ φύσαντες;
Καλλ.                        Ἑλένη καὶ Δάμων.

Comprensión

Pequeño diálogo entre Diógenes y Aristócrito y al que se incorpora Callias, amigo del primero; Aristócrito le pregunta por su patria y por sus padres.

Vocabulario y explicación gramatical

A. Nombres propios

ὁ Διογένης: Diógenes
ὁ Καλλίας: Callias
ἡ Μίλητος: Mileto (la ciudad de Mileto, situada en la costa mediterránea de Asia Menor)
ἡ Ἑλένη: Elena
ὁ Δάμων: Damón

B. Adjetivos

φίλος -η -ον: amigo/a (puede significar también "querido/a")

φύσας -σασα -σαν: "el que engendró" (en plural y dirigido a una persona significa "los padres"). Este es un participio (más adelante veremos bien el participio, pero por ahora interesa sólo saber que puede funcionar como un adjetivo, y si se construye junto a un artículo, significa que está sustantivado, de la misma manera en que nosotros decimos, p. ej. "lo bueno"). Más allá de su morfología y demás nos interesa destacar el valor semántico, puesto que estamos intentando aprender griego como lengua viva.

C. Pronombres

En este texto aparecen dos pronombres personales (es decir, pronombres que hacen referencia a mí mismo, a mi interlocutor o a un tercero).

ἐγώ: yo (genitivo enclítico: μου)
σύ: tú / vos (genitivo enclítico: σου)

"Enclítico" significa que no tiene acento sino que se lo "presta" a la palabra anterior. ¡Por eso verán que hay palabras con dos acentos! Porque están escritas antes de una palabra enclítica. Algunas formas del verbo εἰμί son enclíticas; por eso verán que a veces tienen acento y a veces no. De la énclisis hablaremos más adelante en esta misma unidad.

Otros pronombres son los demostrativos (que hacen referencia a un objeto o una persona en función de su cercanía o lejanía espacial o discursiva respecto del hablante).

En la sección anterior de nuestro Curso hemos visto el pronombre ὅδε ἥδε τόδε. Si se han dado cuenta, se forma igual que el artículo, pero está acentuado y se le agrega -δε al final. Significa "este que está aquí presente" o simplemente "este" o "ese". Su genitivo también se forma igual que el artículo, como la diferencia de la última sílaba, ya señalada.

Aquí vemos otro pronombre que significa "este", ya, entonces, en relación de cercanía espacial respecto del hablante, y es οὗτος (forma masculina) αὕτη (forma femenina) τοῦτο (forma neutra).

También aquí (como en la sección anterior) vimos el pronombre interrogativo τίς (forma masculina y también femenina) τί (forma neutra). Significa "quién" o "cuál" (si es τίς), o "qué" o "cuál" (si es τί).

D. Adverbios

καί: hemos visto que καί es una conjunción coordinativa equivalente a nuestro "y". Sin embargo puede utilizarse como adverbio (es decir que no está uniendo ninguna expresión o frase) y significar "también", como sucede en "καὶ ἐγὼ καλῶς ἔχω".

E. Expresiones

Χαῖρε: hemos visto ya que era la expresión de saludo, tanto inicial como de despedida. Podía usarse con el adverbio "μάλα" o "μέγα" para indicar mayor efusividad, y puede usarse en plural para dirigirse a muchas personas, diciendo "χαίρετε".

τί πράττεις; / πῶς ἔχεις;: expresiones que significan "¿cómo estás?" Puede usarse en plural usando la 2º persona plural: τί πράττετε; / πῶς ἔχετε;

καλῶς (ἔχω): significa "(estoy) bien". Responde a la pregunta anteriormente explicada.

Recordemos a modo de repaso la conjugación de presente de indicativo de un verbo griego clásico:

Ejemplos: ἔχω (estar/tener) / πράττω (hacer)

1º persona singular: ἔχω / πράττω
2º persona singular: ἔχεις / πράττεις
3º persona singular: ἔχει / πράττει

1º persona plural: ἔχομεν / πράττομεν
2º persona plural: ἔχετε / πράττετε
3º persona plural: ἔχουσι(ν) / πράττουσι(ν)

Sobre el acento del verbo no hace falta que nos preocupemos mucho: siempre va lo más atrás posible, es decir, es recesivo. Es decir: si la última vocal es "larga", el verbo será paroxítono. Si la última vocal es breve, será proparoxítono.

F. El plural: su construcción en griego clásico

La lengua griega clásica tiene 3 números: dos son los del español, singular (para referirnos a una sola cosa) y plural (para referirnos a muchas cosas). En griego existe también un tercer número que es el dual, usado para referirse a dos cosas (p. ej. "las dos manos", "los dos pies", etc.). En época clásica ya el dual estaba en proceso de desaparición pero los autores más eruditos continuaban usándolo.

En este texto vimos dos plurales en la pregunta: τίνες οἱ φύσαντες;

τίνες es el nominativo plural del pronombre interrogativo τίς τί, en su forma masculina y femenina. Su forma neutra en nominativo plural es τίνα. Así.

                                               M / F      N
Nominativo singular         τίς          τί
Nominativo plural              τίνες      τίνα

Después tenemos el nominativo plural del artículo, que en el texto vimos en su forma masculina.
                                                 Μ        F          N
Nominativo singular           ὁ         ἡ          τό
Nominativo plural               οἱ        αἱ          τά

El plural del participio φύσας (forma masculina) es φύσαντες. Pero no nos inquieta esto aquí porque no es el tipo de adjetivos que estamos estudiando en esta unidad; es más, todavía no hemos considerado el participio en su definición. Volveremos sobre ellos más adelante. Aprendamos, eso sí, a usar la expresión para preguntar quiénes son los padres de tal o cual persona.

Luego, en breve, veremos cómo construir los plurales de los sustantivos y adjetivos que sí estamos estudiando.

Διάλογος 2 (Δεύτερος διάλογος)

Ἀπολλόδωρος.      Χαῖρε.
Θεογένης.                Χαῖρε ξένε. Τίς σὺ εἶ;
Ἀπολ.                        Ἀμφιλοχοῦ μὲν καὶ Μυῤῥίνης εἰμι παῖς, ὀνομάζομαι δὲ Ἀπολλόδωρος.
Θεογ.                         Πόθεν ἥκεις;
Ἀπολ.                        Ἐκ τῆς Κρήτης, ἀπὸ τῆς Κνώσσου.
Θεογ.                         Κρητικὸς εἶ;
Ἀπολ.                        Ἔγωγε. Τίς δὲ σὺ εἶ, ὦ Ἀθήναιε;
Θεογ.              Θεογένης μὲν ἐγὼ κικλήσκομαι. Δάμις ὁ γενέτης μου. Ἡ μήτηρ μου Πολυδαμάντιά ἐστιν.
Ἀπολ.                        Τί δ' ἐστι τὸ ἐπιτήδευμά σου;
Θεογ.                        Ζωγράφος εἰμί. Φοιτητὴς τοῦ Πολυγνώτου τοῦ ἐκ τῶν Ἀθηνῶν εἰμι.

Comprensión

Encuentro entre Apolodoro y Teógenes, el primero cretense, el otro ateniense y discípulo (ficticio, claro) del pintor de vasos Polignoto de Atenas.

Vocabulario y explicación gramatical

A. Nombres comunes y propios

ὁ / ἡ παῖς: niño/a / hijo/a
ὁ γενέτης: progenitor

ὁ ζωγράφος: pintor
ὁ φοιτητής: discípulo, estudiante

ὁ Ἀπολλόδωρος: Apolodoro
ὁ Θεογένης: Teógenes
ὁ Ἀμφιλοχός: Anfíloco
ἡ Μυῤῥίνη: Mirrina
ὁ Δάμις: Damis
ἡ Πολυδαμάντια: Polidamantia
ὁ Πολύγνωτος: Polignoto
ἡ Κρήτη: Creta (isla al sur de la Grecia continental)
ἡ Κνώσσος: ciudad de Cnosos, en Creta.

Κρητικός -ή -όν: cretense
Ἀθηναῖος Ἀθηναία Ἀθηναῖον: ateniense

B. Verbos

ἥκω: venir / llegar
ὀνομάζω: nombrar
κικλήσκω: llamar

¿Qué es esa terminación -ομαι que vemos en los verbos ὀνομάζω y κικλήσκω? Pues bien: es la terminación de voz media.

La voz es el accidente gramatical propio del verbo que da cuenta de la agencia del sujeto en la oración, es decir, si el sujeto es agente (ejecuta la acción) o paciente (recibe la acción).

En griego clásico hay tres voces: voz activa, voz media y voz pasiva.

En la voz activa, el sujeto es el agente, ejecuta la acción: κικλήσκω Διόνυσον significa "llamo a Dionisos". El sujeto, que es "yo" ejecuta la acción de llamar.

En la voz pasiva, el sujeto es el paciente, recibe la acción: πλέκομαι significa "soy golpeado".

En la voz media, el sujeto es agente y paciente a la vez: λούομαι significa "me lavo (a mí mismo)".

Nosotros por ahora estamos viendo el tiempo indicativo presente. En el presente, ya vimos la forma de la voz activa. Ahora bien, nos queda ver las otras dos voces. Pero debemos saber que la voz media y pasiva no se distinguen en cuanto a la terminación. La terminación -ομαι (que es la de 1º persona singular) sirve para la voz media y para la voz pasiva. Sólo el contexto de la oración me dice si ese verbo, indistinguible en la voz en cuanto a su morfología, está en voz media o voz pasiva.

Así son las terminaciones de las otras personas y números en la voz media y en la voz pasiva. Siempre estamos en presente de indicativo.

1º persona singular: κικλήσκομαι (me llamo [voz media], o soy llamado [voz pasiva])
2º persona singular: κικλήσκ(te llamas [voz media], o eres llamado [voz pasiva])
3º persona singular: κικλήσκεται (se llama [voz media], o es llamado [voz pasiva])

1º persona plural: κικλησκόμεθα
2º persona plural: κικλήσκεσθε
3º persona plural: κικλήσκονται

2º y 3º persona dual (no existe la 1º persona dual): κικλήσκεσθον


C. Adverbios

πόθεν: literalmente significa "¿de(sde) dónde?". Es un adverbio interrogativo que sirve para preguntar por la procedencia de alguien.

Con el tiempo veremos otros adverbios de este tipo.

D. Más sobre el plural: nominativo y genitivo plurales

Acabamos de ver el plural nominativo de los artículos y del pronombre interrogativo τίς τί.

Vamos a ver el nominativo plural de los sustantivos vistos.

Los masculinos terminados en -ης y -ας hacen en -αι, al igual que los femeninos terminados en -α y -η.

ὁ μαθητής --- οἱ μαθηταί
ὁ νεανίας --- οἱ νεανίαι
ἡ φιλοσοφία ---- αἱ φιλοσοφίαι
ἡ γλῶττα --- αἱ γλῶτται
ἡ τιμ ---- αἱ τιμαί

Los masculinos y femeninos terminados en -ος hacen nominativo plural en -οι.

ὁ λόγος --- οἱ λόγοι
ἡ νόσος --- αἱ νόσοι

Los neutros terminados en -ον hacen nominativo plural en -α.

τὸ ῥόδον ---- τὰ ῥόδα

Veamos, por último, el genitivo plural, que aparece en el texto.

El genitivo plural del artículo es siempre τῶν, para los tres géneros.

Observemos los genitivos plurales de los sustantivos analizados:

Los masculinos terminados en -ης y -ας hacen en -ῶν (siempre con el acento circunflejo en la última sílaba), al igual que los femeninos terminados en -α y -η.

ὁ μαθητής --- τῶν μαθητῶν
ὁ νεανίας --- τῶν νεανιῶν
ἡ φιλοσοφία ---- τῶν φιλοσοφιῶν
ἡ γλῶττα --- τῶν γλωττῶν
ἡ τιμ ---- τῶν τιμῶν

Los masculinos y femeninos terminados en -ος, así como los neutros terminados en -ον hacen genitivo plural en -ων.

ὁ λόγος --- τῶν λόγων
ἡ νόσος --- τῶν νόσων
τὸ ῥόδον ---- τῶν ῥόδων

Atenas es una ciudad con nombre plural: αἱ Ἀθηναί. Su genitivo plural será τῶν Ἀθηνῶν.

Hemos concluido con las explicaciones de hoy. Cualquier comentario, duda, sugerencia, corrección, en la sección Comentarios de abajo. Serán bienvenidos.

En la sección Gramática de la unidad 1 sistematizaremos un poco los conceptos gramaticales vistos hasta ahora, que son muchos. La repetición es buena pedagógicamente, siempre que seamos conscientes de que sólo tiene es valor: el pedagógico.

Por ahora, si quieren, impriman los textos griegos, cópienlos a mano, traten de entenderlos siguiendo las indicaciones gramaticales de esta sección y de la anterior (Διάβασις 1)...

Despedida en griego clásico: Χαίρειν λέγω πάντας!! o más simplemente, igual que el saludo inicial: χαίρετε πάντες!!

En griego moderno: τα λέμε!!

lunes, 13 de enero de 2014

E-mail a la juventud helenista de Argentina (y de Latinoamérica en general)

(Escribí esta epístola en agosto de 2013. La titulé "E-Mail a la juventud helenista de Argentina" haciendo alusión a dos textos: la Carta sobre el humanismo de Martin Heidegger y la "Alocución a la juventud helenista de Rusia", tomada del libro del filólogo Konstantinos Oikonomos llamado Libro sobre la auténtica pronunciación de la lengua griega.)

20 de Agosto de 2013

"Man vergilt einem Lehrer schlecht, wenn man immer der Schuler bleibt"
(Se recompensa mal a un maestro cuando se permanece siempre discípulo)
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra.

A mis coetáneos colegas.

He hecho las debidas introspecciones, aunque bajo su mordaz vigilancia (a través de este blog). Ha llegado el momento de levantar la mirada ante ustedes.

Desde antaño se ha dicho que las disciplinas de estudios clásicos se hallan en crisis (casi desde el mismo siglo XVI en que éstos comenzaron a florecer en Occidente). Hoy, me atrevo a decir, la crisis es mayor que nunca. Sin embargo, en esta ocasión sólo se trata de la punta del iceberg, de un epítome de una crisis mucho más global, que concierne al concepto mismo de humanidad.

En los estudios clásicos, la crisis no se halla en la investigación especializada, no: aunque las dificultades para presupuestarla, si bien nunca del todo socavantes, aumentan, disponemos de excelentes recursos humanos y un acceso a la bibliografía como jamás ha tenido helenista argentino alguno. Sin contar el exponencial incremento de posibilidades de comunicación con cualquier helenista e institución del mundo entero, incluida la propia Grecia. La investigación (siempre que exista una justificación sólida que permita presupuestarla e incentivarla) goza de buena salud. Nosotros somos esos recursos humanos, y lógicamente debemos creer en las bondades de nuestra respectiva posición individual. Modestamente, creo que tanto ustedes como yo podemos aportar nuestro grano de arena en este ámbito. Alabo el optimismo juvenil y yo en este punto soy optimista. A causa de este optimismo me dirijo a ustedes en este tono.

La crisis, en verdad, está en nuestra obsecuencia y ceguera para con una tradición que se ha mostrado destructiva para consigo misma y que, según puedo ver en la amplia mayoría de los casos, estamos empecinados en continuar. En efecto, esta tradición que veneramos y por la que estamos ciegos es la que socava cualquier intento de justificar el estudio, la enseñanza y la investigación de la cultura griega. Pero, ¿ante quién debemos justificar nuestro quehacer? No ante nosotros mismos; nos parece obvio: existen numerosos congresos de clásicas en el país y el mundo, y podemos observar la vitalidad de que gozan nuestras disciplinas, el aire a carne fresca que se respira en las universidades. El filólogo clásico que habla demasiado de sí mismo corre el riesgo de resultar redundante y hasta pedante. Sabemos que somos los orfebres, los relojeros de la palabra escrita. Sabemos que la tradición literaria clásica es algo que debemos preservar, y sabemos que hacemos bien en hacerlo. Sabemos que nuestro trabajo no es remunerado debidamente: tal cosa nos desmitificaría; el incalculable valor de lo inútil y de la acción desinteresada (si no contamos las líneas de nuestros curricula, claro). Por desgracia para nosotros, Pierre Bourdieu, desde su campo de estudio, ha sido capaz de evidenciar que nuestro interés no se halla en el capital económico, sino en todas las otras formas de capital de las que da cuenta en su teoría sociológica (cultural, social, simbólico). Y en este punto debemos estar de acuerdo con él. Nosotros hemos decidido, con mayor grado de conciencia en cada caso, jugar este juego. En mi caso particular, no me arrepiento de esta decisión. La filología es un amor sentido, pero no es una mera pasión inexplicable (como suele suceder en muchos de nosotros): dentro de poco les haré ver que en mí es también un amor pensado.

¿Radica la crisis en el capital económico que no generamos? Podríamos decir eso. Pero no olvidemos que las disciplinas que generan capital económico lo hacen en nombre de determinados intereses (que podríamos calificar de políticamente hegemónicos): me refiero especialmente al egoísmo, evidente, tal vez, en nuestra naturaleza humana, psicológica e incluso biológicamente justificado, pero aún así mezquino. Que estos intereses deban proscribir a las generaciones actuales el legado de las anteriores, no está muy claro. Por ende, sostener esta posición respecto del origen de la crisis significa ponerse del lado de estos intereses, no tomando partido pero sí aceptando su discurso, y por ende, arrodillándonos ante ellos.

He aquí, entonces, la primera, en el orden lógico, de nuestras obsecuencias y cegueras. Si nosotros, en nombre de la tradición heredada, continuamos sosteniendo esto, nos autocondenamos al relegarnos al plano de lo inútil. Ahora bien, no tenemos por qué sentirnos obligados a decir que nuestras disciplinas son útiles en algún sentido. Lo que debemos hacer es, cuestionamiento previo mediante, eliminar la pregunta que sólo pregunta por la utilidad, y junto con ella, los intereses que hacen derivar la pregunta del por qué en meros términos de utilidad, en meros términos de un para qué. Precisamente, perderemos la batalla contra ese malsano utilitarismo, y deberemos ser buenos perdedores, si jugamos en ese terreno del para qué. Porque en esta pregunta del para qué se condena no sólo la tradición clásica, sino todo el acervo cultural, sumiendo a Occidente en la más aberrante inconsciencia de su propia tradición, de su propia cultura, a la imposibilidad de tomar distancia de ella, a su consideración como absoluta, a su dominio total, en definitiva. Cosa que puede llegar a ocurrir dentro de pocos años: el totalitarismo, si no despertamos del letargo al que nos somete(rá) este criterio utilitarista marcado a fuego en la oculta mitología de Occidente y también, un poco (pero no tanto para justificar nada, porque tal cosa sería caer en alguna clase de biopolítica genetista), marcado a fuego en nuestros genes.

No, nuestro terreno no es el para qué. Nuestro terreno es el por qué. Y voy a esbozar una respuesta personal, profundamente personal, a esta pregunta (aunque no definitiva; sólo tengo 26 años y soy tan joven como ustedes).

Nuestra mayor obsecuencia y ceguera no es la de disfrazarnos de mendicantes para convertirnos en paladines justicieros del acervo cultural del mundo, que nos hace correligionarios de una secta con circulaciones circulares entre especialistas. Ya esto nos deja con una responsabilidad moral muy grave, como profesionales, como miembros de una sociedad y como seres humanos. 

Nuestra mayor obsecuencia es la de aceptar los fundamentos intrínsecos de esta tradición. Nuestra mayor ceguera es no ser conscientes del momento histórico que estamos viviendo.

1. La ceguera impide que justifiquemos adecuadamente una nueva tradición sobre la que deberá forjarse nuestra disciplina a partir de ahora.

Gadamer nos ha enseñado cómo relacionar nuestros tiempos con los tiempos de antaño que investigamos, Gadamer y tal vez Mauricio Beuchot, y toda la tradición hermenéutica de las que ellos figuran como los máximos emergentes en la actualidad, aunque hay que tener muy en cuenta las duras críticas de Susan Sontag cuando dice que no necesitamos una hermenéutica sino una “erótica”. De hecho creo que debemos relacionarnos “eróticamente” con la cultura griega. En mi caso, se debe, esta vez sí, a una cuestión de gustos.

Pero lo que no se nos ha enseñado (no, tal vez, con la suficiente insistencia, aunque lo saben, con mayor o menor certeza, quienes se han hecho a medida del para qué) es el mismo hoy, el hoy en su mismidad; el hoy sub specie aeterni.

El siguiente panorama que daré del mundo es mi propia visión filosófica del mismo, en las que tal vez remita a hechos, a discursos actuales y a ideas tomadas de otras filosofías o corrientes de pensamiento. Reitero que es un pensamiento profundamente personal y por ende subjetivo, dotado de no pocos juicios de valor sobre diversos temas. Utilizaré una terminología que no necesariamente deba coincidir con los manuales. Y debo advertir además que es una visión algo pesimista del mundo, aunque será matizada luego con el optimismo sobre lo que quiero hacer. Es sólo un intento de comprender lo que está pasando. Una suerte de arquitectura del capitalismo.

Puede que esta visión peque de estática. En efecto podría pensarse una estructura dinámica. Lógicamente este mundo que trato de analizar es el mundo que quieren las empresas: no todos comparten este proyecto de mundo, y esto se demuestra en el exponencial incremento de las protestas a nivel mundial contra estados opresores u obsecuentes para con el poder económico neoliberal. Pero es el proyectarse, según creo, de los grupos de poder. El capitalismo no es un zootropo, sin embargo, sino una película con su propio final feliz. Y las diferencias hacia él lo alimentan, sobre todo planteadas en términos de dualidad, en términos de dicotomías: cuanto más grandes son las diferencias, más tajada comercial se puede hacer de eso, porque siempre se encuentran nuevos “targets”. Lo que pretendo hacer aquí es una mera “radiografía” de este punto de la historia.

Tres son los lemas que definen al capitalismo (con esta palabra resumimos "el orden mundial que quieren y están forjando las grandes empresas y los estados obsecuentes para con ellas") actual, casi paralelamente a las tres "ideas de la razón pura" kantianas. El "alma" deviene egoísmo, impulso natural hacia el yo que obliga a competir. El "mundo" deviene escasez; el mundo es un conjunto de bienes cuantificables, donde lo cuantificable se vuelve escaso en tanto cuantificable (lo no-cuantificable es infinito o tiene un valor cualitativo que no interesa al capitalismo). Y finalmente "Dios" deviene, en la inutilidad, al menos para la opinión pública, de su presencia en la política y en la moral (en definitiva, relegable sólo al ámbito de la fe religiosa), inseguridad, inseguridad acerca de la presencia de justicia. Donde antes había Dios hoy, en el ámbito público, hay un espacio vacío. No hay justicia divina: de lo contrario, uno podría salir a la calle sin miedo a que lo maten.

Para satisfacer al egoísmo y hacer frente a la escasez, el capitalismo pretende el enriquecimiento en el plano de las cosas, en el plano objetual, cuyo presupuesto es la realidad (se presupone que este plano es REAL, en sentido ontológico, para legitimar este enriquecimiento). Al mismo tiempo, para combatir la inseguridad, el capitalismo pretende el control en el plano de las palabras/imágenes, cuyo presupuesto es la verdad/objetividad (se presupone que los productos de este plano (es decir, las palabras en cuanto discursos y las imágenes) son (al menos en principio) verdaderos y objetivos, en sentido gnoseológico o epistémico, para legitimar el control).

Al mismo tiempo, este orden mundial, bajo la batuta de las empresas más poderosas del mundo y de los estados nacionales que los apoyan (el caso paradigmático es el de los Estados Unidos de Norteamérica), pretende crear una brecha abismal entre productor y consumidor (concebidos en cuanto roles). Así pues, el superplano del consumo es pequeño en cuanto a su margen de acción, sólo conformado por la masa individualizada y/o sectorizada de consumidores, nucleados a veces por unas pocas asociaciones de cada rubro de consumo. A este superplano se le deja pocas posibilidades de acción: o consume, o no consume. Y frente a una de estas dos actitudes, puede consumir o no de forma pasiva o activa (defendiendo o atacando el consumo o no de determinado bien o servicio), con obvios matices entre estas dos formas.

Por el contrario, el superplano de la producción es poderoso, pujante, megalómano en cuanto a su margen de acción. No sólo por su complejidad sino porque todos somos productores en potencia o en acto: incluso producimos cuando asumimos el rol de "consumidores activos" (aunque, para lo que pretende este sistema, se deja de ser consumidor si se pasa a la actividad). Dicho superplano se divide en estos dos planos que son el plano de las cosas y el plano de las palabras/imágenes, cuyos objetivos y presupuestos ya fueron especificados.

El plano de las cosas está conformado por una estructura teórica (donde principalmente se adquieren los distintos capitales cultural, social y simbólico (el concepto de capital simbólico está tomado de Bourdieu y sea tal vez la parte más discutible de su teoría sociológica, aunque es central en ella), p. ej. la escuela, el templo religioso, la sociedad de fomento, etc.) y una estructura práctica denominada mercado (donde se ponen en juego estos capitales al igual que el capital económico, cuya adquisición se produce recién en esta estructura), dividida a su vez en agentes (que incluye a los intermediarios, que sacan la mayor tajada en todo el proceso productivo) y productos (bienes, servicios o productos mixtos).

De los productos de la estructura práctica, nos interesa destacar cinco clases de bienes: la cámara digital, el celular, la televisión, la radio y la computadora (y cualquiera de sus fusiones o derivados, como las Tablet, los iPhone, Smartphone, etc.). Asimismo nos interesa destacar tres clases de servicios: el cable, Internet y la telefonía. ¿Por qué destacamos estos bienes y servicios? Porque son ellos los intermediarios entre el plano de las cosas y el plano de las palabras/imágenes, dentro del superplano de la producción.

Los impersonales agentes de este plano son los medios de comunicación, que más bien representan espacios que serán ocupados por discursos. Puesto que en este plano es donde se halla la verdad y/o la objetividad (el plano de las cosas, la realidad, o mejor dicho, lo que se da en llamar realidad constituyen meros datos y per se no conforman ningún discurso), está claro que, quien posee a su disposición los medios de comunicación (sea quien sea), posee un aparato de legitimación bajo el cual sus intereses tienen la posibilidad de justificarse y hacerse valer. El consumidor de tales medios podrá en efecto aceptar o rechazar la visión de los mismos (como vemos que sucede), pero el aparato de legitimación está ahí, preparado para persuadir poco a poco, gota a gota, e incansablemente, mediante repeticiones hasta el hartazgo, a los incautos, a los mal informados y a los indecisos, no a la gente con determinadas convicciones cuasi-inamovibles o bien informada respecto de algo. La opinión no se determina, pero sí se condicionaLa adquisición de los bienes y servicios antes mencionados permiten acceder a estos espacios.

En este punto se está librando la madre de todas las batallas de la democracia, entre las grandes corporaciones de medios de comunicación y los estados elegidos por voto popular que no han sucumbido a sus prerrogativas. Por esto apoyo la lucha de los estados latinoamericanos populistas contra estos gigantescos monstruos; porque deseo una democracia que haga honor a su nombre. Y para que eso suceda se requiere pluralidad en el plano de las palabras/imágenes; no debe concentrarse en pocas manos el poder de los medios de comunicación. No debe para nosotros constituir ninguna duda que, si ponemos el caso argentino, Héctor Magnetto es el hombre más poderoso de la República Argentina (y dentro de pocos meses, tal vez, reafirme su poder, postulando en las elecciones un candidato sin otro mensaje político que el de "renovar la esperanza" (?), como si la historia argentina fuese un cuento de hadas) y que frente a él, el estado argentino actual se halla débil e indefenso. Y esto, aclaro, no me pone del lado del estado argentino actual, porque también el estado corre el serio peligro de convertirse en una voz única: me pone del lado del pueblo, porque no quiero que haya una sola voz que lo condicione, si bien el no-condicionamiento es utópico e imposible y el determinismo es igualmente una falacia (quiero que se pueda elegir de verdad, que haya más opciones, más elementos de elección). No me pongo del lado, casualmente, de los estados neoliberales o conservadores, porque ellos no entran en conflicto con estos medios, sino que sucumben a su juego (además de que, por otro lado, me hallo completamente en desacuerdo con sus políticas económicas, porque tienden a concentrar los capitales en pocas manos).

En efecto, los medios de comunicación se hallan constituidos por: diarios (editoriales), radio (emisoras) y TV (canales), al que ahora podemos agregar sin duda Internet, en el que se reproducen y resumen los tres primeros medios.

El mundo de los tres primeros medios (sin contar con Internet) es lo que me gusta llamar "el reino de los comentarios" o "el reino de los σχόλια" (esta es la migaja de participación que se le da al consumidor en todo el proceso de producción del capitalismo actual).

Por un lado están los espectáculos, sea deportivo (un mundial de fútbol, por ejemplo), cultural, relativo a la farándula, a la investigación periodística o a las noticias del día. La contemplación de estos espectáculos impone una brecha enorme entre el rol de productor y el rol de consumidor (aunque productor y consumidor pueda ser la misma persona). El "artista", el "deportista", el "filósofo", etc. queda, gracias a estos medios, relegado a la categoría de puesto anormal al que unos pocos pueden acceder y gracias a un talento natural y una luz especial que los catapultó en el estrellato. Baste comprobarlo con cualquier entrevista periodística realizada a uno de estos arquetipos-personas, por parte de estos medios de comunicación que podemos tildar de hegemónicos.

Por otro lado se halla, ahora sí, el intermediario entre esos superseres maravillosos de fábula y el hombre común, anodino: el periodista. Una suerte de sacerdote de lo profano. El periodista hace comentarios sobre todo, incluso sobre su propio comentario. El periodista pone en palabras muchas cosas y genera, por lo tanto, opinión. De aquí que tildemos a los periodistas como "formadores de opinión", y a veces reciban el calificativo de "confiable", "comprometido", etc. Lógicamente, si el periodista trabaja para una corporación, va a justificar y defender los intereses de esa corporación; otro tanto si su empleador es el estado. Así que en ningún caso, y en ningún sentido, podemos hablar de "periodismo independiente": no existe tal cosa. Aunque esto no debería ser así.

El servicio de telefonía consiste en mensajería y llamadas, servicio que está quedando cada vez más absorbido por Internet; hablaremos de él, que es el cuarto de estos espacios de expresión y opinión.

De Internet el capitalismo pretende dos cosas (aunque la piratería intente hacer lo contrario, intente convertir a Internet en un bien público, cosa que los estados, en vez de defender las corporaciones, deberían fomentar): que sea una red social y que sea una red comercial. Nada más que eso. Las leyes norteamericanas, como SOPA, que llegó a causar gran revuelo en el mundo, a inicios de 2012, no son más que la expresión más explícita y aberrante del deseo de estas grandes empresas de querer hacerse con el control de Internet.

También se hace presente la publicidad, como un virus insaciable, en todos estos medios, que también forma opinión, o mejor dicho, marca tendencias acerca de lo que hay que comprar, lo que hay que tener, etc. etc. La tendencia es una forma de opinión, porque así como me incitan a comprar determinada marca, también pueden incitarme a votar a determinado político, de manera que los medios pueden incitarnos a cambiar de representantes de la misma manera en que cambiamos nuestra ropa íntima. Así pues, el problema de las democracias representativas (en las cuales los medios de comunicación juegan un papel centralísimo) es que los candidatos son productos del mercado.

Volvamos al caso específico de Internet. Sea concebido como red social o como red comercial, es necesario para el capitalismo un concepto fundamental a partir del cual tenemos acceso a la socialización o a la compra: la identidad del usuario.

La obligación a asumir una identidad en Internet implica: la posibilidad de la vigilancia sobre nosotros, mediante todo el discurso que en él producimos (incluido este blog), cuya faceta primigenia es el IP, que indica nuestra posición exacta en el mundo real, y susceptible de asumirse en perfiles de usuario, que indican nuestra posición en el mundo virtual. Esto en cuanto a la persona en una red social. El comentario del propio usuario es lo que hace nutrir todo el tejido social, con lo cual volvemos al reino de los σχόλια (que facilita a su vez cualquier investigación de marketing sobre tendencias, modas, etc.). En una red comercial el avatar último es el número de la tarjeta de crédito.

Con esto observamos una disolución de dicotomías: libertad-control (porque supuestamente, cuanto más control, más libertad tendremos para vagar con seguridad), privado-público (toda acción privada es susceptible, a través de Internet, de volverse pública). Al mismo tiempo se acentúa la brecha entre privacidad y seguridad.

De todas maneras, el concepto actual de identidad en Internet atenta, desde su definición misma, contra la privacidad de las personas y contra su seguridad también.
 Contra la privacidad porque cualquier navegación puede asumir el carácter público con sólo buscar un IP; contra la seguridad porque nos hace vulnerables a cualquier ataque por parte de uno de los vigilantes que dice protegerla.

El avance tecnológico no es gratuito. Existe la posibilidad de que estos artefactos tecnológicos proporcionen a los poderosos un instrumento de control total.

Cabe preguntarse ¿qué sentido tiene el control sobre la población? Sólo vislumbro un único sentido: el de condicionar la población para continuar sin problemas con la obtención de ganancias a costa de la miseria de muchos. Para ser molestados lo menos posible en eso. No hace falta la implantación de glándulas del terror o centralización de un sistema que juzgue a todos. Basta sectorizar e individualizar al consumidor para eso. Tenga éste las ideas que tenga, como yo. Si uno piensa algo "incorrecto", el torbellino de opiniones en su contra va a tender a acabar con uno, primero psicológicamente, y físicamente si esto no es posible... como por ejemplo, un ACV producto del estrés generado por tensiones y polémicas.

Pero la identidad no es sólo de los usuarios consumidores o intermediarios en esta red comercial. La identidad es también la de las empresas productoras de estos contenidos (que pueden estar o no dentro de Internet). Y aquí es donde entra en juego el fundamento principal de esta distribución identitaria: la ley de Copyright o de propiedad intelectual. En Internet la presencia de la ley de Copyright implica la posibilidad de que la empresa siga obteniendo ganancias con sólo hacer una mera copia en un archivo de computadora, sin costo de producción (aunque no ocurre así con los productos físicos, que continúan teniendo costo de producción).

Esta es la identidad que se hace valer en el mundo. 
La identidad vale como autor y el autor vale en tanto empresa. La identidad vale en tanto posible competidor, en tanto marca en el mercado. De aquí que la característica fundamental del mercado sea la nominalización, la transformación en marca o logo de cualquier producto o frase, publicitaria o no.

La identidad del detentor del derecho de Copyright (y del derecho de propiedad, del que el copyright es su sanctus spiritus) es el único vigente. Y aquí está el centro de la maquinaria del capitalismo actual, el corazón espiritual del mismo.

Al asumir esta forma de identidad como la única susceptible de apreciación pecuniaria, ¿qué concepto de identidad ya no le sirve al capitalismo? Y si en algún lugar tenemos que ver el fin del humanismo, me parece, es en este punto. Me atrevo a decir, incluso, que toda filosofía del siglo XXI debe partir de aquí (sí: Querido diario, doy por inaugurada la filosofía del siglo XXI). Curiosamente esta ley ha sido consecuencia, entre otras cosas, del mismo humanismo, o mejor, de la modernidad que surgió históricamente en el desarrollo de algunos de los principales fundamentos del humanismo.

Esta crisis del concepto de identidad genera una crisis en el concepto de humanidad, una crisis posiblemente insalvable. Veamos a qué me refiero.

La empresa, entidad económica que ha pasado a tener gran relevancia desde la Revolución Industrial, quiere imponer su mitología de orden total y su moral de competitividad, condenando a miles de seres humanos a la pobreza y al hambre. Sin contar con las viejas riñas religiosas, racistas y nacionalistas de antaño que no obstante son reutilizadas en pos del accionar de las empresas, p. ej. contratando obreros en determinadas regiones para abaratar costos, etc.

La empresa, con su mitología y moral, coloca y obliga a colocar en un segundo plano la búsqueda del acervo cultural, en pos de producir capital económico de la manera más inmediata posible, sin tener en cuenta daños de ningún tipo. La industria armamentística es la más inmoral en este respecto, puesto que involucra las vidas de miles de inocentes para justificar sus ganancias monetarias.

Si las empresas subsidian actividades culturales, jamás estas actividades podrán ser desempeñadas con la libertad y el desprejuiciamiento que merecen (como sucede y ha sucedido, por ejemplo, con las empresas del Polo Petroquímico en Bahía Blanca, en numerosas ocasiones).

En este contexto es clara la crisis del concepto de identidad, y con ello el de humanidad:

A. Pretensión de eliminación paulatina de la identidad cultural o local (globalización, cosmopolitismo en el peor sentido de la palabra, y no en el mejor). Afecta a lo que Marcel Mauss dio en llamar "rol".
B. Pretensión de pérdida de la soberanía estatal y nacional (junto con ella el concepto de ciudadano y de nacionalidad). Afecta a lo que Marcel Mauss dio en llamar "persona".
C. Pretensión de pérdida de cualquier otro compromiso sentimental que no sea el laboral (el exigido por la empresa). Afecta a lo que Marcel Mauss dio en llamar "yo".
D. Pretensión de almacenamiento de datos en archivos informáticos, protegidos bajo la estricta ley de Copyright. La memoria almacenada en los dispositivos informáticos, o mejor dicho, los servidores de Google. Y en los restantes medios de comunicación.

Estas pretensiones poseen cuatro grandes implicaciones:

A. Disolución entre el "uso privado" y el "uso público" de la razón de la que hablaba Kant en "Qué es la ilustración". Caso paradigmático: el periodista, que no puede hablar sin que repercuta en su propio trabajo y en su público. El lógon dídonai (“dar razón”) de Castoriadis debe dar cuenta de hasta justificar por qué vamos al baño en lugar de responder el mensaje de nuestro interlocutor.
B. La fragmentación de la identidad en perfiles de usuario o de consumidor que pretende excluir cualquier otra relación con el mundo (el segundo lema del capitalismo) más allá de la del consumo, basada en una relación de preferencia con respecto a nombres o marcas.
C. Pérdida relativa de la memoria en tanto condicionante psicológico y también sociológico. Mnemosyne está condenada al olvido. Podemos hablar incluso de una “transubstancialización de la memoria”.
D. Dominio relativo de una razón técnica o instrumental en tanto condicionante psicológico y sociológico, que prescinde de toda responsabilidad moral más allá de la requerida para el puesto en una empresa. Este punto a mi juicio es el más importante.

Con esto, vemos cómo se tambalea el concepto de humanidad.

La identidad se reduce a la mera "persona" concebida en tanto usuario o consumidor. La identidad está constituida en el artefacto tecnológico, concebido en tanto dispositivo de salida (lo que sale de él es su ubicación espacial y sus estados, producciones, etc., lo que deja lugar al control totalitario) y dispositivo de entrada (producción o reproducción de textos, fotos, etc., lo que incluye a este blog).

Esta identificación de la identidad con el rostro de usuario tiene una relación con lo que sucede en la política, aunque una no sea consecuencia de la otra. Cuando la gente habla de querer cambios en la política, busca "caras nuevas". Caras nuevas, pero ideas viejas. Ideas que se postulan como nuevas sólo por el portador. Y que se postulan como nuevas en tanto propulsan "renovación", "revolución". Todas ellas palabras hermosas pero totalmente desprovistas de sentido en tanto la renovación y la revolución (en su misma definición incluso) contribuyen al bienestar de las empresas en tanto agentes económicos.

Esto del lado de lo útil, lo pretendidamente útil. Una renovada lucha de clases, lucha en la que el "proletario" sólo podrá ganar si traiciona la voluntad de la empresa en pos de valores morales más elevados (paz, justicia, equidad, identidad, privacidad, estos 5 son los fundamentales; sí, también cuento a la privacidad). Si se infiltra, y no si pretende una revolución. Edward Snowden, el empleado traidor. Julian Assange. Wikileaks.

Del otro lado, lo inútil, mejor dicho, lo pretendidamente inútil. Las "humanidades": la filosofía, la filología, la historia. Lo que conviene que siga siendo "inútil".

Hablaremos de la filología. Tenemos que ponernos a pensar si ella constituye una alternativa a este enmarañado y perverso proceso de producción que he descrito, de manera personal y subjetiva.

Este momento histórico exige una nueva justificación de la presencia de las disciplinas humanísticas.

2. La obsecuencia con la tradición anterior impedirá fundamentar su conservación y propagación, dado el momento histórico actual.

Debo volver a hablar en tono alto. Personalmente (y sé que muchos no van a compartir, pero bueno), me indigna que el joven sea obsecuente y acepte dogmáticamente lo que le han inculcado por tradición, por fe, etc. Pero también me indigna que su rebeldía carezca de fundamento al igual que su obsecuencia, siendo solamente destructiva sin proponer nada nuevo, y quejándose cada vez que puede como un marrano quitado de las mamas de su progenitora. Mi terreno, el que yo piso, no me da seguridad: estoy sobre arena movediza y sólo protegido por el amparo de mis argumentos. Si el huracán de los argumentos en contra demuele mis precarias construcciones argumentativas, y mis propios prejuicios con ellas, me veré obligado a cambiar de parecer. Pero sólo caeré bajo el peso de los argumentos.

Rudolf Pfeiffer define la filología como el arte de comprender, explicar y restablecer la tradición literaria. Nació -dice- gracias a los esfuerzos de los poetas por conservar la herencia literaria, los "clásicos", y servirse de ella. Por lo tanto, la filología apareció, en realidad, como filología "clásica".

La relación de la tradición con la filología es insoslayable, y la filología en cuanto disciplina ha sido por mucho tiempo la reina de las ciencias en cuanto a comprensión, explicación y restablecimiento de la cultura estudiada, no sólo de su tradición literaria. Un ejemplo de ello es la reacción suscitada en torno a Heinrich Schliemann, por su hallazgo arqueológico de Troya, a quien acusaron de farsante, en nombre de la tradición literaria que concebía a la Ilíada y a la Odisea como mitos, en vez de cerciorarse, efectivamente, del descubrimiento de las ruinas.

Hemos problematizado (nosotros y nuestros predecesores) esta cuestión de la tradición al hablar de la hermenéutica de la tradición literaria griega, es decir, al hablar del concepto de lo "clásico", de la relación que guardan las dos culturas entre sí, la occidental actual y la griega antigua.

Pero debemos tener en cuenta que la cultura occidental actual se halla en un proceso de cambio que será irreversible. La cultura occidental actual requiere que establezcamos con la cultura clásica otra relación (y la revisión de este concepto es propio de una crítica de la razón clasicista); es esto o esperar a que nuestras disciplinas se pudran hasta desaparecer por completo (como de hecho parece que sucederá).

Por otro lado, hemos confundido la tradición en cuanto legado de los clásicos, con la tradición en cuanto legado de nuestros propios maestros que sin duda han ejercido un condicionamiento sobre nuestra propia opinión. En esto radica lo que denomino obsecuencia.

Debemos aceptar y recoger con sumo respeto y cariño el legado de nuestros maestros (yo intento hacerlo así), pero debemos también entender la época en que se hallaron y contra qué demonios debieron luchar. Nuestra labor como filólogos está en situar nuestra propia tradición para revisar, además, la relación entre la tradición de nuestros maestros y la tradición que constituye nuestro objeto de estudio.

A lo que voy es concretamente a esto: no he visto, ni conozco, por ahora, a ningún joven que haya puesto en duda ciertos contenidos de ese legado que, a mi juicio, resultan problematizables y susceptibles de revisión.

Más concretamente aún, los jóvenes clasicistas (incluimos bajo esta denominación a los helenistas, en parte) hemos aceptado sin chistar tres calumnias internacionales contra la lengua y la cultura griegas.

A. La pronunciación "verdadera" de los griegos es la erasmista, a saber: la pronunciación que comienza a develarse con Erasmo y sus predecesores y herederos y que se "confirma" mediante las investigaciones de la lingüística comparativa, rama de la lingüística iniciada con Karl Brugmann (cuyos aportes, creemos, no deben ser negados, pero sin lugar a dudas deben ser revisados al menos en determinados presupuestos en lo que hace a la pronunciación del griego).

B. Las interpretaciones filosófico-histórico-filológicas sobre la muerte de la cultura griega (consecuencia de la caída de Constantinopla), que se evidencia sobre todo en el imaginario popular (el de la población no universitaria y a veces universitaria) respecto de la lengua clásica. Como caso paradigmático, tenemos a Hegel, pero también a Nietzsche y a Heidegger. Tovar y Castoriadis también denuncian esto.

Estos dos elementos, mezclados en un cóctel, dan lugar a determinadas prácticas concretas de enseñanza, y aquí la tercera calumnia:

C. El método pedagógico tradicional para la enseñanza del griego es el método de gramática-traducción, fundado en la tradición de educación prusiana, que trata en efecto al griego como lengua muerta (más allá de que desde lo teórico se hable de "lengua de corpus", como lo hace, metiendo el polvo debajo de la alfombra, Rodríguez Adrados, el más grande helenista que ha engendrado el pueblo español). Y aquí se pone todo el peso de la tradición de nuestros maestros, tradición que debemos, como jóvenes latinoamericanos en este nuevo mundo, cuestionar. Para completar y legitimar este cuestionamiento hace falta una Historia de los estudios clásicos en Latinoamérica o una Historia del desarrollo de la tradición clásica en Latinoamérica.

Estas calumnias e injurias tienen como objetivo 
"la usurpación de la lengua y la cultura helénicas a sus legítimos propietarios" (Tovar, Biografía de la lengua griega, 1990) para no ser molestados, al menos ciertos clasicistas, en sus interpretaciones sobre la lengua y la cultura griegas. Occidente (o al menos sus representantes hegemónicos) se apropia de la cultura griega dejando de lado la continuidad de la cultura griega en la actualidad. La asumen como muerta para después decir que es suya.

Paradigmático caso es la aclaración de un video en Youtube en el que se ve a un joven hablando griego clásico. He aquí lo que nuestro joven (cuyo nombre me gustaría saber) tiene para decir acerca de la pronunciación del griego:

"All I will say is that I think people should choose a system of pronunciation and be consistent. I use the system developed by Erasmus and largely confirmed by modern linguistics, but I think the variety of pronunciations and accents used by students of ancient languages is something to be encouraged, not patrolled. It speaks to the universality and centrality of the languages and the cultures that produced them. As I've said, these languages are the possessions of the entire western world, no longer just of Rome and Athens. Telling people that their pronunciation is terrible does nothing to encourage the study of these languages and does much to impede and discourage. Before we can worry about purity of accent and expression, we ought much sooner worry about the continued life of these languages, which is threatened now more than ever."

Traducción: "Todo lo que diré es que creo que las personas deberían elegir un sistema de pronunciación y ser consistentes. Uso el sistema desarrollado por Erasmo y ampliamente confirmado por la lingüística moderna, pero creo que la variedad de pronunciaciones y acentos usados por los estudiantes de lenguas antiguas es algo que debe ser promovido, no censurado. Habla de la universalidad y centralidad de las lenguas y culturas que las produjeron. Como he dicho, estas lenguas son las posesiones de todo el mundo occidental, ya no solamente de Roma y de Atenas. Decirle a las personas que su pronunciación es horrible no hace nada para promover el estudio de estas lenguas y hace mucho para impedirlo e inhibirlo. Antes de que podamos preocuparnos acerca de la pureza del acento y de la expresión, deberíamos mucho antes preocuparnos acerca de la vida continuada de estas lenguas, que está amenazada ahora más que nunca".

Debemos decir varias cosas de esta opinión, a mi juicio totalmente legítima, pero cuestionable. Debo decir, en principio, que estoy muy de acuerdo con la preocupación acerca de la continuidad de estas lenguas, ya que se halla amenazada más que nunca (y en mi caso debo decir que es por los motivos que mencioné). 

Pero esta opinión me parece cuestionable en dos puntos: 

1) no podemos inferir que deba haber variedad en las pronunciaciones a partir del carácter central y universal de la lengua griega, porque tal cosa es la que justamente atenta contra su continuidad, formando una especie de "torre de Babel" académica. Además estamos cayendo nuevamente en el mito de Occidente sobre la lengua y la cultura griega, arriba mencionado.

Podríamos decir lo mismo del inglés: podemos decir "bien, no somos hablantes nativos de inglés y entonces podemos modificar la fonética para adaptarla a la nuestra". Tal actitud es la que sucede en el ámbito popular. Pero no podemos permitirnos tal actitud en el ámbito de la enseñanza. El profesor de un idioma se esfuerza por imitar el sonido propio de los hablantes nativos del idioma que está enseñando, y debe instar a que sus alumnos lo hagan así, si bien, como alumnos, nos está permitido un mínimo margen de error.

En la teoría, hay inscripciones que prueban la antigüedad de la pronunciación moderna. Y en la práctica, es necesario que adoptemos la pronunciación moderna ya que es la que nos permite establecer contacto con los griegos. Es en este sentido en que restituimos la propiedad de la pronunciación a los griegos (no a los griegos actuales, sino a todos los griegos).

2) ¿En verdad Occidente debe apropiarse de esta lengua? Con respecto a la lengua griega moderna, está claro que los propietarios son los griegos. Respecto del griego antiguo, hay que advertir que es un período antiguo de la misma lengua. Lógicamente, no podemos pensar que un griego actual, por su condición de hablante natural, es un juez legítimo acerca del griego clásico (sólo lo es en cuanto se perciben las similitudes con el moderno).

¿Por qué tiene que haber una "apropiación" para legitimar su estudio o no? Está claro que el griego clásico no es hablado naturalmente por nadie. Hay dos apropiaciones: por un lado, la de Occidente. Por otro lado, la apropiación que hacen los propios griegos de ella. Pero debemos tener en cuenta que sólo es una apropiación más. ¿En qué sentido podemos decir que los griegos son propietarios de esta lengua antigua? En el sentido de que fueron ellos quienes han hablado la lengua naturalmente por siglos, y si bien no la han conservado exactamente igual, sí la han conservado de forma muy similar, y porque constituye su identidad cultural. No obstante, la identidad cultural se forma también sobre un mito. Pero la identidad lingüística me parece a todas luces incontestable.

Los jueces legítimos en griego clásico son aquellos que se basan en sus hablantes antiguos a partir de las producciones textuales que nos han llegado al día de hoy. Pero no son propietarios de la lengua; tal cosa, incluso con todas las diferencias que puedan enumerarse, pertenece a los griegos, por la identidad lingüística (aunque podamos cuestionar, y hay que ver desde qué punto, la identidad cultural).

La universabilidad de estas lenguas no quita quiénes sean sus propietarios legítimos. Si ponemos por caso el inglés antiguo, nadie cuestionará quién es el propietario de la lengua, más allá de que las personas competentes para enseñarla y ponerla en práctica no sean, por su alejamiento, los propios ingleses.

Pero, insistimos, ¿por qué debemos hablar de apropiación para legitimar el estudio de una lengua antigua?

Con lo cual vemos que hay que concebir en la teoría al griego antiguo como lengua de corpus, como lo hace Rodríguez Adrados; no, mejor aún, como un período histórico de una lengua viva, como lo hace Henri Tonnet. En la práctica hay que enseñarlo como lengua viva.

A continuación vamos a hablar  pormenorizadamente de cada una de estas calumnias.

A. Ya hemos en parte hablado de esta cuestión líneas más arriba. El libro de Michel Lejeune (Phonétique historique du mycénien et du grec ancien, 1972) deja en claro que hay un conflicto hermenéutico entre la teoría de la lingüística comparativa y el testimonio de las inscripciones. Ahora bien, ¿qué criterio debería adoptarse? Yo personalmente opto por el testimonio de las inscripciones. Hay que destrabar los mecanismos que hacen posible que se adopte el otro criterio, basado en teorías con presupuestos cuestionables en tanto que teóricos.

B. También hemos hablado de esta cuestión. Si hay un punto en que la cultura griega sigue viva, sin duda es a través de la lengua. Con lo cual volvemos a los griegos actuales. Incluso si pensamos todas las influencias lingüísticas y culturales que tienen los griegos de los turcos.

C. La pedagogía debe cambiar. El método llamado tradicional es el prusiano y hemos visto (en los primeros tiempos del siglo XIX) que ha fracasado para aprender lenguas modernas. ¿Por qué habría de ser útil a quienes deseen aprender lenguas antiguas?

La pedagogía actual hace que la puesta en práctica del griego y el latín se convierta en un imposible. Que el griego y el latín no sean sino sólo cúmulos de palabras, es decir, cúmulos de conjugaciones y declinaciones que debemos hacer encajar en un texto antiguo escrito hace muchos miles de años. Cúmulos que responden a la memorización, al aprendizaje mecánico y a una asimilación y puesta en práctica igualmente mecánica.

Es decir, bajo los estándares actuales de pedagogía que empleamos en Latinoamérica, el griego y el latín se convierten en mera técnica, contribuyendo así al desarrollo de la razón instrumental. Para colmo, en técnica inútil (y con este método, por ende, la memoria no se reivindica sino que evidencia aun más su inutilidad: se confirma la transubstancialización porque el diccionario es quien guarda todo el vocabulario de la lengua), puesto que con ellos jamás podremos comunicarnos con nadie (la memoria en todo caso puede ayudarnos en primer plano al vocabulario, y en segundo plano a la morfología, sustentada por la sintaxis y el uso comunicativo; allí se vería reivindicada la memoria). Al menos en el caso del griego clásico, existe la posibilidad que a través de él podamos comunicarnos (al menos en parte) con los griegos de hoy en día.

Este método, entonces, confirma la apropiación de Europa respecto del griego clásico y, si bien Latinoamérica forma parte de Occidente en grandísima medida (causada por la matanza y expropiación de tierras a los pueblos que habitaban aquí), queda excluida de esta apropiación, por la lejanía geográfica con Grecia y al mismo tiempo por la lejanía que establecemos los propios latinoamericanos respecto de Europa, obsecuentes en la medida en que siempre la anhelamos míticamente y queremos parecernos a ella (y viajar), pero rebeldes en cuanto afirmamos también míticamente nuestra identidad libertada. De Occidente nos hemos esforzado por liberarnos de España pero nos hemos aferrado a Francia y a Inglaterra en el siglo XIX. Actualmente en el imaginario popular sólo hemos renegado de Inglaterra por las consecuencias de la Guerra de Malvinas, reemplazándola, al menos de momento, por EEUU, país actualmente bastante cuestionado por cierto.

Otro problema es el que tiene que ver con las empresas mismas: las empresas deciden tomar personal capacitado en estudios clásicos, puesto que los métodos de enseñanza de lenguas clásicas apuntan a desarrollar la capacidad deductiva (¡y la disciplina!), y con este fin sirve a las empresas y también a los estudiantes de filosofía, lógica y matemática. Porque, sostienen los estudiantes y muchos profesores, los mecanismos deductivos de la lógica, la matemática y la traducción son los mismos. Esto para mí es terrible porque no sólo mediante el método de enseñanza estamos legitimando el poder empresarial. Es terrible porque al emplear este método perdemos de vista la cuestión puramente estética del texto literario antiguo, hacemos que pierda su riqueza fonética, semántica y hermenéutica a la luz de los diccionarios que proscriben la traducción, por no enseñar la palabra como herramienta de uso en un contexto comunicativo sino por enseñarla como unidad máxima de la morfología y unidad mínima de la sintaxis.

Frente a estas circunstancias, si nos atenemos a las típicas defensas de los estudios clásicos, habremos salido perdiendo siempre. Todo por nuestra obsecuencia.

3. Entonces, ¿qué podemos hacer?

¿Tiene Latinoamérica un papel en los estudios clásicos? Sí: emanciparlos de Occidente. La segunda liberación de Grecia en este sentido, y sólo en este sentido, tiene que ser llevada a cabo por Latinoamérica: Latinoamérica no es tan pobre en recursos como África y por eso al mismo tiempo se halla más occidentalizada que ella. Y Latinoamérica debe reclamar lo que a ella le debe Occidente. En ella todavía habitan los pueblos que Occidente, en su lógica de desprecio al diferente, se ha empecinado en exterminar.

¿Cómo puede llevar a cabo este papel? A través del mismo arte que Occidente ha legado: la filología. Con esto llegamos al punto cúlmine de nuestra epístola y pasamos del por qué al para qué, en el que antes corríamos en desventaja: en la medida en que la apropiación occidental (de Grecia y de Latinoamérica) se hizo principalmente a través de un elemento de saber y de poder, como es el lenguaje, los estudios clásicos en Latinoamérica tienen la misión foucaultiana de hacer notoria esa estructura de poder, rescatar la etimología y usos de un término, hacer un esfuerzo mayor que Europa por rescatar la cultura griega en su identidad.

Lo dicho incluye también a la arqueología, la  historia y a la lingüística así como el resto de las disciplinas clásicas.

No podemos seguir esperando a que Europa o Estados Unidos (mejor dicho, la mayoría de sus profesores, legitimados por sus respectivas universidades) resuelva estas cuestiones. Sin embargo, hay serios intentos de resolverlas en España y en Italia, por ejemplo, y ellos han sido los disparadores de estos pensamientos que concibo. España e Italia en su momento han sido rechazados por la cara más dura de la modernidad europea (prueba de ello es la cantidad de inmigrantes a Argentina provenientes de esas tierras), y Grecia todavía más.

Buena parte de la juventud milita por la equidad y reclama una educación que le permita deslindar las estructuras de poder que coaccionan sobre las clases oprimidas. La enseñanza del griego y del latín entonces constituye una piedra de toque fundamental para deslindar esta estructura de poder y saber tan particular que es el lenguaje.

Griego y latín, en su enseñanza como se la venía concibiendo, eran los dos caballos de batalla que Occidente imponía para hacer valer su mitología. Con esta nueva concepción observaremos que romperemos el mito de Occidente con mayores garantías. España observó estas influencias durante mucho tiempo pero pretende ningunear su influencia árabe que tuvo sobre todo en la Edad Media (tal vez a raíz de la Reconquista). Occidente ha seleccionado para sí los maestros que han legitimado su dominación.

Al mismo tiempo, dado que Latinoamérica no se halla en nacionalismos respecto de Grecia, tiene la misión de apartarse del mito de la apropiación que los mismos griegos han hecho.

En efecto, la apropiación mítica de los griegos por parte de Grecia también responde al mito occidental de los Estados-naciones gestado entre los siglos XVIII y XIX, mito al que los griegos se han aferrado, “olvidando” sus distintas influencias culturales recibidas (como ejemplos paradigmáticos, pero no los únicos: Egipto, Roma e Israel en la época antigua, Arabia en la época medieval, Turquía en las épocas moderna y contemporánea). En cierto sentido fue necesario para emanciparse de Turquía. Pero ya no podemos permitir una mistificación semejante. Y en esto es necesario considerar la propuesta filosófica e histórica de Enrique Dussel.

Con esta propuesta queda claro cuál debe ser, a mi juicio, el objetivo de los estudios clásicos en Latinoamérica: propulsar la aparición de un Segundo Renacimiento. Un Renacimiento que rompa con los tres presupuestos y asuma nuevas hipótesis, más acordes con la experiencia, sin basarnos en mitos y en teorías sin confirmación empírica, sino en la historia y en la lingüística tal como las fuentes nos la permiten conocer.

Por eso debemos los latinoamericanos asumir este papel. Si en efecto tiene que haber un Segundo Renacimiento, éste será latinoamericano.

La filología clásica en Latinoamérica contribuye a observar cuál es nuestra parte occidental. Es deslindar; es situarnos, despojarnos del mito occidental y del nuestro propio. En el situarse de Latinoamérica comienza su reflexión filosófica que pretende transformar el mundo. Y he aquí cómo también la filología clásica puede contribuir en gran medida a su gran reto interno: la construcción de "una sociedad intercultural respetando las diferencias y fortaleciendo a los pueblos" que habitaban antes de la conquista europea. Y dar el ejemplo, al mismo tiempo, a África, a Asia, a Estados Unidos, a Europa. Y hacer frente al fenómeno de desaparición de lenguas, haciendo lo propio con muchos otros pueblos.

Una sociedad intercultural debe desmitificar su “pureza” y aceptar sus influencias culturales externas. Y esto vale para Occidente, para la cultura griega, para Latinoamérica y para cualquier otra cultura humana. Valorar al Otro en su diferencia, considerar al Otro como infinito, según la teoría levinasiana, el humanismo del otro hombre, dejando atrás el viejo humanismo, que hoy todavía las universidades europeas y latinoamericanas defienden.

Dicho sea de paso, la identidad cultural será reconstruida sobre nuevas bases, históricas y no míticas, sopesando adecuadamente cada influencia, cada técnica. Para Occidente y para Grecia, todo nacionalismo o toda identidad cultural se construye en base a la construcción de la identidad que incluye a la alteridad, a las influencias y a las no-influencias. Un nuevo cosmopolitismo puede surgir en tanto esa alteridad se acepta en la construcción de la identidad a través de un debate, pero un cosmopolitismo consciente históricamente. Las “lenguas” y los “dialectos” son constructos teóricos (y a veces militares; se ha dicho que una lengua es un dialecto respaldado por un ejército) para dar cuenta de determinados usos lingüísticos. Buscar esa unidad es propio de la lingüística, pero no debemos absolutizar y salir del ámbito teórico. Porque en la práctica esto se mitologiza (dando lugar a todo tipo de interpretaciones identitarias muchas veces nefastas para con el otro).

En el plano individual esto permitirá cada vez más la elección de un modo de vida, la autooperabilidad del hombre de la que hablaba Sloterdijk, que puede ser racional o no. Se desplegarán las posibilidades respecto de los modos de vida posibles, por supuesto con influencias parciales de otros modos de vida. Y al mismo tiempo pensar en la garantía que posibilitará este nuevo mundo: la democracia, palabra griega por demás. Democracia que será más directa y más plural y pluralista.

Con lo cual vemos que una sociedad multicultural no debe abogar por la erradicación de la enseñanza de estas dos lenguas y culturas (griego y latín), sino que por el contrario debe promoverla. En esto los filólogos clásicos sacamos una tremenda ventaja del “poshumanismo”. Y en esto otro también: frente a la pretensión de la pérdida de la identidad cultural que promueve el capitalismo, la filología clásica puede devolver a los griegos su lengua (y con ello una parte fundamental de su cultura actual), situar a Latinoamérica dentro de la tradición de Occidente y emancipar ambas mostrando a Occidente como apropiador, deslindando las estructuras de poder que han hecho posible la apropiación de Grecia y de Latinoamérica.

La pronunciación erasmista, la historia de la muerte de Grecia y la pedagogía han contribuido a la construcción del imaginario popular. Es necesario erradicar esto y se debe comenzar por el método de enseñanza, enseñar griego como lengua viva, una vez más. Usuarios de griego y latín reviven la lengua, restituyen la propiedad a sus legítimos propietarios y nos emancipa de Occidente no dejando que sean los intermediarios entre nosotros y la cultura griega (con eso no dejamos que los intermediarios sean sólo los traductores, los sacerdotes, etc.). Concientizamos nuestro propio uso histórico de la cultura concientizando el uso que se ha dado a través de la historia de Occidente y de Grecia) a través de la actualización activa, radicando en esto para nosotros el concepto de clásico, y no a través de la recepción pasiva.

De Occidente hemos de tomar lo mejor: sus disciplinas, sus métodos de estudio, sus corrientes de pensamiento que tengan en cuenta al otro. De las empresas, también: no cabe duda de que la óptima utilización de los medios de comunicación, sea por marketing, por diseño gráfico, etc., es un elemento que debemos usar a nuestro favor y no menospreciar aquellas herramientas que permiten transformar determinadas cosmovisiones o modos de vida, o modos de ser (resumidos, en el caso de las empresas, en productos y servicios) en intuiciones. Vemos lo eficaces que son estas herramientas en manos de las empresas. No podemos no darnos cuenta de que debemos recurrir a las herramientas audiovisuales para comunicar mejor nuestras disciplinas.

Viene al caso este post que hice para mi página en Facebook:

"El problema de las Humanidades en cuanto a su crisis no es más que un problema de comunicación. Recién ahora estamos empezando a ser conscientes de eso.

La elite de la cultura se definía en el conjunto de personas que sobrevivían al camino arduo de la verdad. Hoy en día, gracias a los avances en comunicación (dentro de los que se halla la adquisición de nuevas tecnologías de información), el camino a la verdad se puede allanar enormemente, y puede todavía seguir allanándose, no para crear una generación de jóvenes anestesiados por la televisión y el confort, sino para crear una generación de jóvenes creativos capaces de resolver problemas, y no meros receptores pasivos de los esquemas de la vieja escuela.

La vieja idea de la elite se cae a pedazos y queda entonces opacada: ya el sabio no es el que transcribe manualmente de memoria las conjugaciones y declinaciones del griego antiguo, sino el que aprovecha los recursos tecnológicos para transformar las herramientas ofrecidas por estos recursos en pos de resolver problemas bien concretos, sean éstos filosóficos, filológicos o pedagógicos.

Si las Humanidades empiezan a ser conscientes de que debe comunicarse, transmitirse a la gente lo que se cocina en las universidades y en los congresos, y no sólo a través de la actividad docente, podremos defender con mucha más solidez la pervivencia de las Humanidades en nuestra educación. Adoptar mecanismos que se remontan a la actividad empresarial, pero con metas radicalmente distintas de dicha actividad.

La modernidad eurocéntrica impone una mundialización devastadora. Para hacer frente a esto no debemos encargarnos de tapar con meros parches los agujeros de nuestras disciplinas humanísticas y menos aún atacar directamente las manifestaciones de la modernidad sin dirección concreta. ¿Por qué? Porque detrás de estas manifestaciones subyacen postulados o principios de carácter histórico-cultural que deben ser refutados (y esto es lo que debe hacer, en mi opinión, la filosofía). ¿Y cómo deben ser refutados? Justamente, no mediante la negación del discurso hegemónico, porque es una actitud meramente defensiva, sino mediante la afirmación del discurso que proclaman los excluidos del proyecto de la modernidad.

En este sentido, los griegos actuales son excluidos del proyecto de la modernidad occidental, cuya cara más manifiesta es lo que ocurre en el mercado, en la economía (que hoy en día es uno de los mayores pilares simbólicos de la cultura occidental). Ya he comentado en otras oportunidades que Hegel afirma sólo la sabiduría de los antiguos, pero destroza en tres contundentes páginas a los griegos bizantinos y a los actuales, a tal punto que, una vez independizada de Turquía, ¡se le impuso una monarquía bávara! Y sus principios constitucionales fueron redactados acorde a Occidente.

No es casual que por esto los griegos de hoy en día se sientan "bárbaros", extranjeros en su propia tierra y lengua, bajos de moral.

Por todo esto defenderé la causa griega con uñas y dientes hasta lo último, aunque sea lo último que haga. Y lo haré desde las Humanidades y con las armas proporcionadas por las herramientas comunicativas actuales."

Hemos entonces propuesto una forma de sacar de su estado de crisis a las humanidades. Dentro de 15 años (o más o menos) el mundo ya no será el mismo y los jóvenes de esta era habremos perdido la última oportunidad que teníamos para hacer frente a la salvajada neoliberal que ya está teniendo lugar y que llegará a su punto cúlmine.

Nuestra generación está creciendo y es necesario que aunemos esfuerzos en pos de este objetivo común que me he atrevido a plantear. Lógicamente, las críticas serán cuantiosas y nos caerán encima como bolas de fuego lanzadas por catapultas. Pero los que calumnian, los que enmiendan, los que difaman, no son los que quedan en la historia. En la historia queda quien la escribe. Somos capaces de escribir la historia de otro modo; no desperdiciemos esta oportunidad siendo obsecuentes con los mitos falsos y absteniéndonos, como lo hemos venido haciendo, de los acontecimientos mundiales actuales.

He aquí una respuesta posible, no la definitiva ni tal vez la mejor. Pero esta es la propuesta de alguien que responde, se sitúa, toma una decisión y actúa en base a ella. Corro el riesgo de creer que es la única respuesta posible. Pero si soy consciente del riesgo, ya no lo correré. Como ya he dicho, soy joven, y maduraré con el tiempo. Mi maduración consistirá en generar (y también, por qué no, intentar responder) nuevas preguntas a partir de esta respuesta.

Sin otro particular, y con esperanzas de cambio,
Luciano A. Sabattini

P.D. Sobre el reino de los scholia (comentarios) cabe hacer una distinción en el plano mediático y también en el plano académico. Los estudios clásicos son comentarios de comentarios de comentarios: debe poder traerse a debate actual a los filósofos antiguos, y con ello habremos puesto un freno importante al hegelianismo que impera.